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Ismael García es el autor de una exposición fotográfica multi artística para ver, sentir y escuchar, que se ha inaugurado en la Sala Burnao de la Ciudadela

“Mi mirada siempre se siente atraída por aquellas miradas que se olvidan…”, dice Ismael García, fotógrafo, escritor, experto en el montaje de exposiciones y el transporte de obras de arte y, ante todo, observador, testigo oculto de unas vidas anónimas en las que nunca recalaríamos ni pensaríamos de no ser por personas como él. Este zaragozano, estrechamente vinculado a la Jacetania, es el autor de Miradas ignoradas, una exposición para ver, escuchar y sentir en silencio, a fuego lento, que acaba de inaugurarse en la Sala Burnao de la Ciudadela de Jaca. Son 48 instantáneas, 47 retratos sin nombre propio, además del rostro del fotógrafo acompañando a un breve texto de presentación. “Miradas ignoradas no es únicamente una muestra de fotos más o menos acertadas. Ellas, las miradas, nos cuentan historias a las que no podemos dar la espalda”, escribe Ismael en unos apuntes tan certeros como sus fotografías, tan bellos y profundos como las miradas de todos esos ojos oscuros que traspasan las emociones y se pierden en el infinito.

“Esta exposición tiene como propósito fundamental abrir las conciencias hacia otras formas de vida, hacia otros seres que realmente están olvidados y son ignorados por todo el mundo”, cuenta el autor. Son personas que “cuando las vemos en televisión, parecen seres de ciencia ficción, aunque quizás ellos piensen lo mismo de nosotros. Pero no, son personas de carne y hueso que sufren y viven en la miseria, y que solamente saldrán de ella a través de la muerte”, reflexiona mientras sus ojos van recorriendo algunos de los retratos de la Sala Burnao. “Y todo esto –sigue hablando– me lo contó una primera foto que hice a un niño refugiado que estaba viviendo en las montañas y que me hizo pensar que mi vida no era real, que la vida real era la suya. Él me abrió la conciencia a otras maneras de ver el mundo y a la gente, y desde entonces me he dedicado a buscar a esas gentes. Por eso, cuando tengo la oportunidad, viajo y me voy a las montañas y a las aldeas, a esos lugares a los que a veces me cuesta llegar”.

La práctica totalidad de las fotografías que se muestran en esta exposición son del sureste asiático: Birmania, Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos, India… La Mami, una habanera de mirada penetrante, es la excepción, porque aquel retrato cambió el rumbo de la manera de entender la fotografía de Ismael. “Desde entonces –asegura–, solo busco miradas que me cuenten cosas de mundos ignorados, de personas olvidadas”, asegura.

Explica que cuando llegó a la plaza de Armas de La Habana, lo primero que le llamó la atención fueron dos niñas que estaban sentadas en un banco junto a su madre, diciéndose cosas al oído y riéndose sin recato. “Quise hacerles unas fotos; pero, en el fondo, soy tímido y no me atreví. Pasé frente a ellas un par de veces, indeciso y enfadado conmigo por mi estúpido reparo. Y cuando ya renunciaba, La Mami, al tiempo que sonreía, me dijo: “Hazles una foto”. ‘Estoy bendecido’, pensé. Me llevé la Nikon a la altura de los ojos y disparé una, dos, tres, cuatro, cinco veces, quizás más. Y en una de esas, al jugar con el zoom, encuadré el rostro de La Mami y sentí su mirada profunda entrar en mi corazón, acaparar mi pensamiento. Entonces el tiempo se detuvo, como tantas veces he contado. Y no sé cuándo pulsé el disparador, ni cuánto pasó hasta que sus risas me devolvieron a la vida”, rememora como si aún estuviese ahí, bajo la humedad y el tórrido sol habanero.

La Mami. ISMAEL GARCÍA

Ismael siempre viaja solo, sin planificar, acompañado de su cámara y su objetivo preferido, un 70-200 mm, con el que realiza la mayoría de sus fotografías. “Normalmente me cojo dos días de hotel y a partir de ahí decido dónde ir, pero siempre voy hacia las montañas, porque es donde están todas estas gentes que busco, los refugiados, los que viven aislados y en otras épocas. No planifico nada. Llego a un sitio, pregunto e indago”, apunta.

¿Y por qué el sureste asiático? “Es donde me siento más cómodo viajando y donde más fácilmente llego a los sitios porque he aprendido a moverme en ellos y me gusta moverme en ellos”, responde.

¿Y la gente es receptiva a dejarse fotografiar? “Normalmente estos retratos son robados, pero parece que me están mirando. No es así”, aclara. Son miradas espontáneas, desprovistas de intencionalidad y no existe complicidad entre el autor y la persona retratada, aunque la percepción del observador sea la contraria. “Normalmente, no se sorprenden, te acogen. Es gente que te acoge enseguida. Está el problema del idioma y no puedes interactuar como te gustaría para que te digan lo que sienten y cómo viven, pero caminas con ellos y enseguida te das cuenta. Son muy buena gente”, admite.

En los retratos de Ismael hay sonrisas, miradas perdidas, tristeza, enfado, amor y dulzura. En su mayoría son rostros de niños y mujeres y hombres mayores que se han quedado grabados para siempre en la mente y el recuerdo del autor.

¿Y has vuelto a ver alguna vez a esas personas? “A pesar de que repito países, intento moverme por distintos sitios”, contesta, acompañado de una pequeña pausa. “Aunque hay una fotografía de dos niñas –continúa hablando mientras la señala con el dedo– que al editarla tuve el deseo de volver para enseñársela”. “Esas niñas vivían en un caldero, rodeadas de jungla, sin luz ni agua ni nada. Pero me gustaría llevarles esa foto con ese formato y decidles: ‘tomad’. No sé qué habrá sido de ellas, porque la imagen fue tomada hace unos cuatro años; pero sí, me gustaría volver”.

Niñas amigas. ISMAEL GARCÍA

Exposición multi artística

Miradas ignoradas en una exposición “distinta, muy especial”, reconoce el director del Consorcio del Castillo de San Pedro, Francisco Rubio, que resalta el hecho de que sea una galería de retratos que no solo se ve, sino que también puede escucharse y leerse a través de los comentarios escritos por el propio Ismael García y a los que han puesto voz el actor jaqués Toño L’Hotellerie, Maru Bernal y Tony Avilés, actriz de doblaje profesional (El Rey León, Diario de Noa…).

Se puede acceder a los comentarios a través del código QR que hay en las cartelas que acompañan a las obras, así como en la página web www.ciudadeladejaca.es y, en el caso de las personas que no dispongan de un dispositivo móvil u ordenador, por medio del Cuaderno de Sala que puede consultarse en la misma sala de exposiciones y donde figuran todos los textos.

Francisco Rubio destaca también la remodelación que se ha hecho de la Sala Burnao para dar más realce y mejorar el discurso expositivo de las colecciones temporales que recalen a partir de ahora.

“Para nosotros supone un paso más en nuestro objetivo de fomentar la cultura”, asegura, por su parte, el gestor cultural de la Ciudadela, Julio Rina.

La exposición ha sido comisariada por Diego Fernández, que estuvo al frente del Museo de Miniaturas Militares hasta su jubilación. Es amigo personal de Ismael García, porque es una de las personas que participó en el montaje del museo. “Cuando vi su obra en Facebook, donde colgaba las fotografías de sus viajes, enseguida vi la oportunidad de montar una exposición. Hablé con el coronel director y tras ver su trabajo dijo que adelante”, explica. Es un proyecto que “hemos empezado con mucha ilusión”, más cuando ha permitido realizar la remodelación de la Sala Burnao, un espacio que “tenía muchas posibilidades” y que con la intervención que se ha hecho “ha mejorado mucho”. Se ha cambiado la iluminación, las paredes se han pintado de un tono gris oscuro, un color que permite que las obras resalten más, y se han añadido compartimentos, en forma de muro, que hacen que la visita sea más acogedora y envolvente.

Diego Fernández resalta el carácter innovador de esta exposición, a la que define como “multi artística” por su concepción multimedia. “Creo que estamos ofreciendo algo diferente, innovador y de calidad”, indica refiriéndose a las audioguías que se han confeccionado para cada una de las fotografías. Son comentarios, no descripciones de los retratos, y tampoco se indaga en la vida de las personas que aparecen fotografiadas; son las reflexiones, pensamientos interiores de un observador conmovido y sensible a las miradas ignoradas como es Ismael García.

Diego Fernández, comisario de la exposición, junto a Ismael García, en la remodelada Sala Burnao Abajo, Julio Rina, Diego Fernández, Ismael García y Francisco Rubio. EL PIRINEO ARAGONÉS

Miradas ignoradas

 

Ismael García posando junto a varias obras de la exposición. EL PIRINEO ARAGONÉS

Prácticamente las dos terceras partes de la humanidad vive de manera diferente a la nuestra. Es una realidad distinta donde la sonrisa dura solo unos años, donde los niños apenas tienen infancia y pronto comienza a dibujarse la amargura en su mirada. Para nosotros, que los vemos a través de la tele, son como personajes de ficción, pertenecientes a mundos que no están en el nuestro. Sin embargo, también somos responsables de ellos. Es necesario tomar conciencia de que son reales, que sufren, aman y viven a pesar de todo, aún a pesar nuestro. Y nos necesitan.

Volvamos por un momento la mirada hacia ellos, hacia esos niños que sonríen con el alma asomando a los ojos, hacia los que se ven obligados a abandonar la niñez de manera precipitada, y a los que han tenido que huir del exterminio. Volvamos la mirada hacia quienes, sin ser los más pobres de los pobres, únicamente tienen miseria. Miseria y fe, porque, incomprensiblemente, muchos son los que aún confían en que los mismos dioses que les han condenado a vivir de tal modo, les apartarán del sufrimiento en alguna otra vida, que no en ésta. Y es por eso que se someten y soportan.

Recorramos desde nuestro mundo las miradas de quienes han de exhibirse para sobrevivir, de los que huyeron de la intolerancia y permanecen aislados en las montañas sin que casi nadie se ocupe de ellos, de los que se aferran a las vanas promesas de dioses injustos como único recurso. Recorramos los rostros de quienes únicamente poseen lo que la tierra y el río tienen a bien concederles y un frágil techo sobre sus cabezas. Y también los de quienes no tienen ni siquiera eso: los más pobres de los pobres.

MIRADAS IGNORADAS no es únicamente una muestra de fotos más o menos acertadas.  Ellas, las miradas, nos cuentan historias a las que no podemos dar la espalda. Y esas emociones vividas al penetrar en ellas son las que se relatan en esos audios que acompañan a cada rostro. Y sí, son mis palabras, pero contadas y sentidas por otras personas que han llegado a sentir como propio el despertar de mi conciencia al abandono y desamparo en el que viven miles de millones de personas. Personas como tú y como yo, de carne y hueso, reales. Pero tan distintas a nosotros…

Y si algo aprendí de estas miradas es dónde está el poder, dónde está la capacidad de cambiar las cosas y el mundo. No está en Dios ni en los gobiernos. No está en las religiones que se apartaron hace mucho de los caminos de Dios. No está en hacer un donativo de tanto en tanto por causas nobles. Está en nosotros, en ti, en mí, en nuestros hijos. Somos nosotros los que tenemos que hacerlo, porque en nosotros está el amor que se necesita para ello. Y solo el amor nos dará el valor para hacerlo.

Y quizás sea una de estas miradas la que nos despierte al amor. No las ignores.

Firmado: ISMAEL GARCÍA
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