
La compañía aragonesa Corral de García interpretando La cadiera, el sábado en Santa Cruz de la Serós. SE
El buen tiempo acompañó en la celebración del XXI Festival de Teatro de calle Camino de Santiago, celebrado el pasado fin de semana en Santa Cruz de la Serós y Bailo. El público respondió y se mostró “muy contento” con los espectáculos y la calidad de los grupos participantes en la presente edición, aseguró el técnico de Cultura de la Comarca de la Jacetania, Abel Blasco. “Además, la gente estuvo muy participativa y hubo un gran ambiente de fiesta”, tanto el sábado en Santa Cruz de la Serós como el domingo en Bailo.
Se contabilizaron entre 250 y 300 asistentes en cada una de las jornadas, con personas llegadas de otras localidades, una respuesta “muy buena” que demuestra que “este año hemos acertado con la programación”, afirmó.
El Festival reunió a cinco compañías de teatro procedentes de Aragón, Navarra y Cataluña. El sábado, junto a la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós, actuaron el colectivo artístico Corral de García que, debido a la indisposición de una de las actrices, tuvo que sustituir la obra prevista en un principio –El ingenioso hidalgo– por otra titulada En la cadiera.
Tras los aragoneses, subieron al escenario los catalanes Bucraá Circus con su espectáculo El Gran final, una tragicomedia que basó su esencia en el reencuentro de dos payasos que vuelven a verse tras muchos años de separación debido a una guerra civil. Cerró la jornada la compañía aragonesa El Gato Negro, que representó la obra Idelbrando Viribo, un monólogo a varias voces donde el actor jugó con los personajes, las historias entrecruzadas y una vorágine de ideas lanzadas a la escena.
El domingo, en Bailo, la compañía navarra Amico Teatro presentó Amico on the beach. La música y el humor acompañaron a dos extravagantes personajes que en sus particulares vacaciones se divirtieron jugando a ser Tony Manero, surfistas, vigilantes de la playa, boxeadores, hombres rana, marineros o reinas de la natación sincronizada.
El colofón lo puso la compañía La Bella Tour y su espectáculo homónimo, con historias “muy emotivas” en torno al mundo del circo a través de dos payasos que con esfuerzo tratan de mantener la tradición familiar y conseguir su propósito de provocar la carcajada del público.