Inmaculada Suárez Lecumberri en el día que fue nombrada Hija Adoptiva de Jaca, en abril de 2018. EL PIRINEO ARAGONÉS
Jaca se ha visto sorprendida este viernes por el fallecimiento de Inmaculada Suárez Lecumberri, una mujer que fue ejemplo de compromiso con la ciudad en muchas facetas y etapas de su vida, tanto en el ámbito social y cultural como en el político. De hecho, fue la primera mujer concejal del Ayuntamiento de Jaca y una de las primeras de España. Su implicación y vocación de servicio se vio culminada en abril de 2018 con la concesión del título honorífico de Hija Adoptiva, una de las máximas distinciones que otorga la ciudad y que fue muy celebrada por parte de todos los grupos de la corporación municipal.
Inmaculada Suárez nació en Pamplona el 8 de enero de 1941, pero a los 4 años se vino a vivir a Jaca, lugar al que fue destinado su padre, militar de profesión. Ni ella ni su familia pensaron entonces que esa estancia iba a prolongarse “para siempre”, como ella misma recordó en la jornada en la que fue nombrada Hija Adoptiva. Tras ausentarse unos años de la ciudad para cursar magisterio en Huesca y Educación Física en Ávila, regresó a Jaca para ejercer la enseñanza en el antiguo Colegio de Santa Ana.
El salto a la vida política lo dio en 1967 cuando es propuesta por la Junta Electoral para formar parte del Ayuntamiento presidido entonces por Benigno Fanlo, convirtiéndose en la primera mujer concejal de Jaca. Fue una época en la que ella misma reconoció que, por su condición de mujer, pasó “momentos duros” a los que tuvo que enfrentarse “con firmeza y tesón”. “Casi nunca he hablado de los derechos de la mujer, los he defendido a ultranza con mi persona y mi personalidad, siempre, pero jamás comparándome con los hombres; somos dos partes de una sociedad y nos complementamos muy bien, y en los dos grupos hay trabajadores y menos trabajadores, con iniciativa y con menos, torpes y listos, y por eso todo depende de las ganas de trabajar y de la inteligencia, no de ser hombre o mujer”. Así era su manera de pensar ante uno de los temas –la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres– que han adquirido mayor relevancia social en los últimos años.
De su faceta política, reconoció que, si bien su llegada al Ayuntamiento de Jaca “fue una novedad”, siempre obtuvo el afecto y la consideración de sus compañeros de corporación, tanto en la primera época, junto al alcalde Benigno Fanlo, como en las posteriores de la mano de Armando Abadía –en su etapa más larga como concejal–, Pascual Rabal y Enrique Villarroya. “Ser concejal es la mayor satisfacción que puede tener una persona; ser elegido por tus vecinos es el mejor regalo, siempre con el compromiso de trabajar por tu ciudad”, manifestó.
Su implicación en la vida social de la ciudad abarcó múltiples ámbitos, desde el Primer Viernes de Mayo, a través de la escuadra de artesanas, los campos de trabajo con los jóvenes, el Festival Folclórico de los Pirineos y las agrupaciones musicales y folclóricas (Orfeón Jacetano, Grupo Folclórico Alto Aragón y Escuela Municipal de Jota, actual Grupo Uruel de Jota), hasta la Asociación Doña Sancha y la Asamblea Comarcal de Cruz Roja, que presidió durante seis años.
Sus compañeros de la Junta Local, en un comunicado, han recordado su compromiso con la institución desde 1999, fecha en la que comenzó a ejercer como voluntaria, señalando que “ha sido una mujer generosa, alegre y participativa”.
Una de sus últimas acciones al frente de Cruz Roja Jacetania fue la inauguración de la nueva sede de la avenida Zaragoza, en noviembre de 2017. En un emotivo escrito, redactado en primera persona y dirigiéndose al nuevo local como si fuera su interlocutor, manifestó su deseo de que las nuevas instalaciones fueran “un buen lugar de cercanía para los trabajadores de la institución, a los que respetamos y queremos, así como para nuestra Junta Comarcal de la Jacetania, para que sigan haciendo su función cómodos y tan bien. Y a nuestros voluntarios y socios, darles un buen espacio de trabajo. Y sí, te quiero decir una cosa –y perdóname que lo haga personalmente: los quiero tanto que les deseo lo mejor. Un fuerte abrazo para todos, y hasta siempre”.
Inmaculada Suárez siempre reconoció que en Cruz Roja encontró los amigos “más verdaderos” que tuvo en su vida. “Sois la mejor fortuna que una persona puede tener, la amistad”, aseguró el día que fue distinguida con el título de Hija Adoptiva.
De aquella jornada, es necesario rescatar también una de las frases que pronunció al final de su intervención cuando dijo que jamás pensó merecer “este homenaje”, siendo consciente de estar en “un momento especial de la vida” que iba a marcarle “para siempre”.
Fue su manera de completar un círculo sentimental, una declaración de amor hacia una ciudad que siempre sintió como suya y que resumió con una declaración que en estos momentos resuena con toda su fuerza y sentido: “Yo quería a Jaca, pero Jaca hoy me ha demostrado que también me quería”.