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Tomás Asiáin está considerado por la crítica y la musicología como uno de los compositores navarros más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.

Tomás Asiáin Magaña dirigiendo un concierto. ARCHIVO

Para quienes no lo recuerden –el tiempo es inexorable– mi padre Tomás Asiáin era navarro, por más señas de Tudela y doy fe de que lo era hasta la médula. Sin embargo, su llegada a Jaca, nada menos que en 1961, sin duda marcaría su vida para siempre, como músico, como compositor y, naturalmente, como ser humano. Quizá sería por la magia de sus montañas, de su larguísima historia, del orgullo de sus gentes por su tierra, de la enorme inquietud musical que poseía o por todo lo anterior a la vez.

Apelo a la magia, pues de no ser por ella resulta difícil entender, y menos explicar en pocas palabras, la ingente actividad artística que desarrolló durante los 20 años en los que aquí estuvo, casualmente uno de sus periodos más prolíficos como compositor. Entre otras muchas otras cosas, le puso música a la Peña Oroel. Me atrevo a decir, el símbolo más poderoso de los jaqueses, por encima de cualquier otro o al menos el más conciliador de todos. Sus notas iniciales en tiempo de 3/4 las podemos escuchar todos los días a las 12:00 horas en el carillón del ayuntamiento.

Así mismo, compuso un himno en 1965 a un naciente Festival Folclórico de los Pirineos, una melodía que por mal oído que se tenga cualquier jacetano sabría cantar al menos durante los primeros compases.

Pero también fue capaz de organizar y dirigir eventos tan complejos incluso en nuestros tiempos, como el estreno en España del Magníficat ánima mea de Francesco Durante, una espléndida obra del barroco italiano para orquesta órgano y coro, en la Catedral de Jaca en el año 1972. Algo inaudito para una ciudad de 11.000 habitantes, entonces.

Son solo tres pequeños pero significativos ejemplos de las huellas que este insigne artista, navarro de nacimiento, pero jacetano de adopción, fue dejando en forma de corcheas por los valles del Pirineo.

Reivindicar su figura como músico y compositor ha sido una constante en mi vida y por ello quiero agradecer públicamente al Ayuntamiento de Jaca y a todos los voluntarios que siguen haciendo posible el Festival Folclórico de los Pirineos, su entrañable homenaje y recuerdo del día 28 de Julio pasado en la sede municipal.

Muchas gracias a todos.

Firmado: JESÚS ASIAÍN. Jaca, a 29 de Julio de 2022.
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