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La isla de Bergman (Bergman Island, 2021).

Duración: 112 min. País: Francia. Dirección: Mia Hansen-Løve. Guion: Mia Hansen-Løve. Música:Raphael Hamburger. Fotografía: Denis Lenoir.Reparto: Vicky Krieps, Tim Roth, Mia Wasikowska, Anders Danielsen Lie, Joel Spira, Oscar Reis, Jonas Larsson Grönström, Clara Strauch, Wouter Hendrickx, Gabe Klinger, Teodor Abreu, Felix Berg, Grace Delrue, Matthew Lessner, Kerstin Brunnberg y Jordi Costa. Productora: Arte France Cinéma y CG Cinéma.

Una pareja de cineastas estadounidenses se retira a la isla de Fårö, donde vivió el cineasta sueco Ingmar Bergman, en busca de inspiración para proyectar sus próximas películas. Según avanza el verano y aumenta su fascinación por los misteriosos paisajes de la isla, la frontera entre realidad y ficción no tardará en desdibujarse.

La directora francesa Mia Hansen-Løve va sumando puntos a cada film, aportando siempre un componente autobiográfico que supone creerse lo que nos cuenta. Una visión de cómo funciona el proceso creativo, cuáles son sus mecanismos, en este caso, los de una película. Y, todo ello, en el lugar sagrado de cuantos amamos el cine de Ingmar Bergman, (Fanny y Alexander–Fanny och Alexander, 1982), nada menos que Fårö, el lugar que eligió el maestro del cine para retirarse del mundanal ruido, y donde rodó algunas de sus producciones. Con este ambiente tan cinéfilo, tan místico, la directora Hansen-Løve también hace un guiño a la última película de Ingmar, Saraband (2003), al tratarse igualmente de la relación de matrimonio. La isla de Bergman, además, añade la interacción con otros personajes, sembrándonos así la duda, de si todo es realidad o ficción.

Destacar la personalidad y profundidad en las actuaciones de Vicky Krieps y Tim Roth, una pareja que en principio está presentada bastante estereotipada: escritor frustrado, devotos de Bergman. Pero resulta todo lo contrario. Ambos actores van más allá de sus interpretaciones, logrando que no exista ninguna posibilidad de tedio hacia ellos. Nos acercamos a esta pareja con empatía, quizá también con una sonrisa.

Divertida resulta la conexión Bergman con el grupo Abba, conformando un momento jovial y alegre, para eliminar la gravedad dramática que el director sueco imprimía. Un toque musical inusitado.

Apreciada película, una sólida meta-historia, el relato dentro del relato. Algo así como lo que sucede con las muñecas rusas, las matrioskas. Cada vez que desmontamos una, aparece otra nueva: el cine dentro del cine. Sin olvidar algunos datos biográficos, imprescindibles, acerca del gran cineasta que da título al film.

Damsel
Girlboss
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