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El público, que llenó el Centro Cultural La Paz, bailó, cantó y se emocionó en un concierto sin tregua que se prolongó hasta las dos horas

Concierto de La Ronda de Boltaña en el Centro Cultural La Paz. EL PIRINEO ARAGONÉS

La amenaza de lluvia obligó a trasladar el concierto de La Ronda de Boltaña del aparcamiento del IES Domingo Miral al Centro Cultural la Paz, en el barrio norte, pero el cambio de última hora no afectó para nada a uno de los espectáculos más esperados y concurridos de las fiestas de Jaca. Los rondadores, que antes de subirse al escenario compartieron su música en la carpa de la peña Enta Debán, organizadora del acto, estuvieron dos horas sin parar interpretando obras de su extenso repertorio ante un público totalmente entregado que cantó y bailó sin descanso al ritmo que iban marcando los músicos, muy aplaudidos durante toda la actuación.

Sonaron muchos de los temas que son ya seña de identidad del grupo sobrarbense y que, a pesar de los años transcurridos, no han perdido ni fuerza ni esencia, síntoma, como dijo Manuel Domínguez, de que muchos de los problemas y reivindicaciones históricas del Pirineo aragonés siguen estando presentes: la emigración, la despoblación, la amenaza de los pantanos… Desde La habanera triste a La ronda enamorada, pasando por Primavera rondadora, Mermelada de moras, El billano, Un pasodoble entre las ruinas, La casa caída y tantas otras canciones, cuyas letras muchos de los presentes –tanto jóvenes como mayores– se sabían de memoria y que no dudaron en cantar a viva voz desplegando pañuelos y banderas o simplemente alzando los brazos. Temas recogidos en sus discos: La Ronda de Boltaña, Banderas de humo, País de anochecida, ¡Salud, país!, La huella que el tiempo deja y Bailando entre las ruinas, entre los que figuran polkas, pasodobles, jotas de ronda, baladas y canciones reivindicativas como el Canto a la libertad de José Antonio Labordeta, que fue interpretado en la recta final del concierto y cantado al unísono por los músicos y el público.

Como novedad, La Ronda de Boltaña presentó su última canción, dedicada a las “golondrinas”, las mujeres de los pueblos del Pirineo que en las primeras décadas del siglo XX cruzaron la cordillera para ir a trabajar en verano a las fábricas de alpargatas del sur de Francia para ganarse el sustento y contribuir al mantenimiento de la hacienda familiar. La tumba de la golondrina es el título de esta delicada balada, con letra de Manuel Domínguez y música de Martín Domínguez, que se estrenó hace pocos días, el 23 de junio, y que formará parte de su próximo disco.

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