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Son actos gratuitos y abiertos al público, si bien es necesario reservar invitación a través de la fila cero accesible desde la web jotdown.es.

Anais, uno de los experimentos que se desarrollan en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc. LSC

Jaca acoge este sábado la novena edición de Ciencia Jot Down, evento de carácter científico-divulgativo que organizan la revista cultura española Jot Down y el Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC). En las ponencias y mesas redondas, que tendrán lugar en el Palacio de Congresos, se hablará de temas como La invisibilidad de la ciencia, Inteligencia artificial: el cerebro invisible y El universo invisible.

Son actos gratuitos y abiertos al público, si bien es necesario reservar invitación a través de la fila cero accesible desde la web jotdown.es.

El LSC es una de las Infraestructuras Científicas Técnicas Singulares más interesantes que hay en España y que, además de desarrollar proyectos de investigación propios, permite que un grupo de investigadores nacionales e internacionales puedan unir sus esfuerzos para desarrollar proyectos científicos y tecnológicos en sus instalaciones a 800 m de profundidad del monte Tobazo, en el antiguo túnel ferroviario de Somport.

Por su parte, Jot Down es una revista cultural española, convencida de que la ciencia es parte de la cultura, que tiene como principal objetivo acercar el conocimiento científico a la sociedad. Para ello, como explican los organizadores del evento, “es necesario valorar la labor de los divulgadores científicos”, a través de de iniciativas como esta. Recordar que Ciencia Jot Down, además del LSC y la revista Jot Down, cuenta con el patrocinio del Donostia Internacional Physics Center (DIPC), el Museo Laboratorium de Bergara y la Universidad de Sevilla. Todos ellos convocan cada año un concurso de divulgación científica con cuatro premios de 1.000 euros que se otorgan al mejor ensayo de divulgación científica, al mejor texto de narrativa de ficción científica y a las mejores ilustración y fotografía científica.

Los trabajos del concurso de esta edición han tenido como tema central Lo invisible, que es, además, el eje de las ponencias y mesas redondas. Del mismo modo, este viernes, como parte del programa se realizará una visita al Laboratorio Subterráneo de Canfranc para aquellos que se hayan inscrito en la fila cero con antelación.

La DPH concedió en 2020 ayudas al sector por valor de 160.000 euros

Trufa negra Tuber melanosporum. EL PIRINEO ARAGONÉS

La Diputación Provincial de Huesca concedió en 2020 subvenciones para el cultivo de la trufa en el Alto Aragón por valor de 160.000 euros. Las ayudas recalaron en 27 beneficiarios de la Ribagorza –la principal zona trufera de la provincia– y otros territorios que han apostado decididamente por el cultivo de la trufa negra Tuber malanosporum, como son la Jacetania (Canal de Berdún, principalmente), la Hoya de Huesca o el Somontano.

Desde 2002 la institución provincial convoca ayudas para el establecimiento de nuevas plantaciones y la mejora de las ya existentes mediante la instalación de sistemas de riego. “Con estas subvenciones, la Diputación Provincial busca potenciar el cultivo de la Tuber melanosporum como motor de desarrollo en el medio rural, pero también diversificar la economía en aquellas zonas donde existía la posibilidad de que este cultivo funcione”, señala el diputado provincial Roque Vicente, presidente de la comisión informativa de Desarrollo y Sostenibilidad.

Desde que se instauraron estas subvenciones, hace ya 18 años, la DPH ha otorgado 5.418.030 euros de ayudas a empresas y productores para la creación o mejora de sus explotaciones. Un dato que da muestra del crecimiento que ha tenido este sector en el Alto Aragón es el número de hectáreas que se dedican actualmente a la producción trufera: 1.661, cuando en 2002 eran apenas 10,7, según los datos facilitados por la DPH.

Roque Vicente pone el acento en “la gran acogida que tiene la trufa negra en diferentes sectores económicos, ya no solo en el productivo, lo que conlleva generación de riqueza y con ello de empleo”, indica. “Son muchas las familias las que tienen en esta actividad su principal fuente de ingresos, personas que en su mayoría viven en pequeños pueblos”, relata, para añadir a continuación que el cultivo de la Tuber melanosporum “está consiguiendo frenar la pérdida de población en estos municipios. Solo por ello debemos seguir fomentando su producción, ampliando en lo posible el ámbito de actuación para que llegue a la mayor parte del territorio altoaragonés”.

Un estudio realizado hace unos años reveló que en torno a 340.000 hectáreas de la provincia contaban con unas condiciones óptimas para el cultivo de la trufa negra. Para ello, se tuvieron en cuenta la altitud y orientación del terreno, las temperaturas y las precipitaciones medias, entre otros criterios.

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