Siempre se ha dicho que las mujeres mueven el mundo y aquí eso se demuestra todos los días. En esta tierra hay momentos que esas palabras se escriben con mayúscula, pudiéndose comprobar cuando vemos desfilar a las amazonas pirenaicas en la mañana del Primer Viernes de Mayo. Nuestras compañeras son únicas, pero dentro de su extraordinaria, acertada y entregada virtud no han estado solas a lo largo del tiempo, porque otras esposas, hermanas e hijas, de distintas latitudes, también pasaron a ser merecedoras de figurar en los listados de las heroínas más gloriosas.