“Aunque el gobierno actual, a tenor de la guerra en Ucrania, se haya manifestado proclive a subir la cantidad gastada en nuestra Defensa, habrá que esperar a que ello se haga realidad cuando acaben las circunstancias actuales”
Misión del Ejército español en Irak. ARCHIVO/EL PIRINEO ARAGONÉS
El Stockholm International Peace Rearch Institute (SIPRI) es un órgano sueco que estudia el gasto anual en defensa de todos los países, disponiendo de una extensa base de datos al respecto. El análisis de esta base de datos se efectúa por zonas, se calcula en millones de dólares constantes, y se muestra en porcentaje del producto interior bruto (P.I.B.) de cada país. Evidentemente, no es lo mismo el P.I.B. de Estados Unidos que el de Malta, por lo que varía mucho la cantidad global del gasto de cada país. Aun así, el porcentaje permite observar la preocupación que para cada nación representa su defensa en comparación con su P.I.B. El que un estado invierta una considerable parte de su producto en su defensa puede responder a dos causas, bien a una percepción de inseguridad frente a sus vecinos, o bien al deseo de ganar territorio o de mejorar su peso en la comunidad internacional.
Un ejemplo de actualidad. En una tesis doctoral leída en la Universidad de Zaragoza en 2020, usando la base de datos del SIPRI del año 2018, se decía: “También hay que prestar atención a Rusia que desde finales del siglo XX ha aumentado el gasto en un 174%, un crecimiento apenas perceptible hasta el 2013, para ir creciendo desde entonces hasta alcanzar el 4,3% de su P.I.B. coincidiendo con la presidencia de Putin”. Porcentaje que ha seguido en aumento desde entonces.
La invasión de Ucrania por Rusia puede explicarse con arreglo a las teorías citadas. Para unos analistas se trata del deseo de Rusia de anexionarse territorios de población afín y conseguir salida hacia el mar Negro y mar de Azov (expansionismo); mientras que para otros la causa de la guerra estaría en el temor a tener fuerzas de la O.T.A.N. justo al lado (inseguridad). En cualquiera de las posibilidades que se elija el dato del aumento de gasto detectado en 2018 ha servido para explicar lo ocurrido ahora.
Si mantenemos la fiabilidad de este dato como predictor de futuros conflictos podríamos seguir analizándolos usando los datos de 2020 del mismo SIPRI. Observando el de las grandes potencias China (4,7%), Estados Unidos (7,9 %), Rusia (11,4%), incluso Reino Unido (4,2%), se constata que su interés por la defensa es netamente superior a lo que recomienda una organización que se denomina defensiva, O.T.A.N., que es del 2% del P.I.B., por lo que cabe inferir que ello responde al deseo de estos países de mantener su estatus en el conjunto mundial. También se detectan casos singulares en la base de datos, como India (9,1%) y Paquistán (17,4%), países en disputa permanente; o como Corea del Sur (10,9%), quizá por la inseguridad que le produce la del Norte, y Taiwán (9,18%), temiendo la anexión por parte de China.
Además, hay áreas en permanente conflicto, como Oriente, donde estos países: Baréin, Irán, Jordania, Kuwait, y Arabia Saudí, presentan un alto porcentaje de gasto, siendo su media del 14% de su P.I.B., solamente Israel y Egipto dedican un porcentaje netamente inferior, semejante al europeo.
En cuanto a la Unión Europea de los veintisiete, la media del porcentaje que dedican a su defensa es del 3,24%, con diferencias notables entre los miembros; así, en los tres países bálticos la media es del 5,4%, y entre los antiguos del Este la media es del 4,03%, lo que podría significar que antaño éstos no invertían suficiente en su defensa, dejándola en manos de la Unión Soviética, o bien que en la actualidad temen las reacciones de Rusia por lo que se ven empujados a invertir en esta materia.
Por lo que nos atañe a los españoles, el SIPRI nos adjudica para el citado 2020 un 2,7%, cifra que no concuerda con otros datos que lo sitúan por debajo del 2%. La explicación podría estar en el hecho de que SIPRI toma los datos de los presupuestos del Estado, y en el apartado Defensa de éstos figuran también las cantidades destinadas a adquisiciones de material, a política de Defensa y a I+D+I, y en alguno de estos apartados se registraron aumentos del 10% respecto a presupuestos anteriores. En todo caso, y dado el reciente cambio de nuestra posición respecto al Sáhara, manifestada por carta al rey de Marruecos, hay que tener presente que ese país dedica un 12,2% de su P.I.B. a defensa, y su vecino Argelia el 17%. Y ahora viene la pregunta, ¿quiere esto decir que ambos países sienten inseguridad ante el otro, o bien que Marruecos pretende anexionarse nuevos territorios?, y en este segundo caso, ¿debemos temer por Ceuta, Melilla, los peñones, y las aguas próximas a Canarias?, así se desprendería del contenido de la citada carta, en la que se habla de mantener la integridad territorial.
Aunque el gobierno actual, a tenor de la guerra en Ucrania, se haya manifestado proclive a subir la cantidad gastada en nuestra defensa, habrá que esperar a que ello se haga realidad cuando acaben las circunstancias actuales, y, por otra parte, el público español debe ser consciente del verdadero papel de nuestras Fuerzas Armadas, y que hay que invertir lo necesario para atender a su vida, instrucción, armas y equipos de modo que sean capaces de atender a las misiones que les encomienda la constitución.