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Lázaro García: “Después de dos años sin procesión, teníamos mucha incertidumbre en cuanto a la participación de cofrades, pero la respuesta ha sido muy buena”

Misa de Domingo de Resurrección, con los pasos del Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría. ANA LÓPEZ ARTILLO

Con la entrada de Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría en la catedral finaliza la Semana Santa de Jaca. De nuevo, se ha completado el círculo de “difundir entre todos los cristianos el gozo de sentirse liberados por el Resucitado y ser testigos del Evangelio en la vida”, como viene recordando la Cofradía de Cristo Resucitado desde su fundación en 1998. “Después de dos años sin procesión, teníamos mucha incertidumbre en cuanto a la participación de cofrades, pero la respuesta ha sido muy buena y todo ha ido muy bien, porque ha habido mucho público en la calle, sobre todo en el tramo final de la plaza San Pedro”, ha reconocido Lázaro García, presidente de la cofradía, que cifra en 150 personas las que han vestido la túnica en un domingo de sol radiante y agradable temperatura. “De ellos, 60 eran de nuestra cofradía, otros tantos de la banda de bombos y tambores de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y 30 del resto de hermandades”, ha precisado. Además, se ha contado con la presencia de los Romeros de Santa Orosia, que han acompañado a los pasos.

La procesión de Cristo Resucitado es de historia reciente. Surgió gracias al impulso del entonces obispo de la diócesis, José María Conget, que animó a la parroquia del Inmaculado Corazón de María a crear una cofradía. Las familias del barrio respondieron y acogieron la idea con entusiasmo, encargando la construcción de un paso de Cristo Resucitado, una figura de 1,70 m de altura, tallada en madera de pino y policromada, que fue realizada por Isidoro Raigón. Unos años después, en 2014, se completó la procesión con la Virgen de la Alegría, una imagen que se encargó a la empresa zaragozana Zaransanta y que acometió un taller de Cuenca. De 1,60 m de altura, es una figura de vestir, con brazos y manos articulados, cubierta con un manto y un delantal en tela adamascada, adornada con blondas y un cordón de bolas de oro. Con la Virgen de la Alegría se cumplió el sueño que durante años persiguió José María Conget, un obispo muy querido y siempre recordado por los jaqueses, y permitió realizar un encuentro en el que participaran los dos pasos de la cofradía. “Personalmente es el momento que más me gusta, la llegada a la catedral y el encuentro entre el Resucitado y la Virgen”, no duda en señalar Lázaro García, que también destaca los momentos previos a la procesión, donde afloran los nervios y se vive en un constante trasiego.

El recorrido de este año ha diferido respecto al de costumbre debido a que esta vez no ha podido participar la banda de tambores y bombos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Los dos pasos han ido juntos desde la iglesia del Inmaculado Corazón de María hasta la catedral, en vez de separarse en la plaza Biscós para reencontrarse de nuevo en la plaza de San Pedro, donde esperaba numeroso público, una constante que se ha mantenido durante todos los actos procesionales. Finalizado el responso, con la participación del obispo de la diócesis, Julián Ruiz, y el consiliario de la cofradía organizadora, Fernando Jordán, el Cristo y la Virgen han entrado en la catedral ofreciendo otra de las imágenes icónicas de la Semana Santa jaquesa. “Estamos muy contentos por cómo ha sido el encuentro y por la cantidad de gente que había en la catedral”, más teniendo en cuenta que después de la pandemia este era un año de transición, ha reconocido García. “Pero estamos muy satisfechos de la participación en general en todos los actos”, aunque para el próximo año será necesario darle un nuevo impulso a la Semana Santa, porque en este camino “ha habido hermanos que han fallecido, otros que han optado por no salir más y gente joven que se ha descolgado”, ha indicado. “Lo mejor, la respuesta de los hermanos que han participado en las procesiones y la ayuda que ha habido entre las cofradías, porque desde el principio se habló de que entre todos teníamos que ayudarnos y así ha sido: nos hemos echado un mano y ha salido bien”, ha manifestado, satisfecho de haber podido culminar la Semana Santa con un día espléndido, rebosante de luz y alegría.

Terminada la misa, la banda de bombos y tambores de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, al igual que el Domingo de Ramos, ha recorrido el casco histórico realizando varias paradas mostrando su repertorio de toques. Como en aquel momento, el tañer de bombos y tambores nos ha recordado que la Semana Santa ha vuelto con fuerza a las calles de Jaca.

Las fotografÍas y videos que acompañan a esta crónica han sido realizadas por ANA LÓPEZ ARTILLO
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