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“Causa perplejidad la apuesta por incrementar de forma artificial la superficie pirenaica comercializable para deportes de invierno sin un análisis profundo de las condiciones climáticas a corto y medio plazo”

Glaciar del Aneto en una imagen de 2020. SE

Un grupo de investigadores aragoneses han hecho público un escrito en el que cuestionan el plan de ampliación de la superficie esquiable comercial en los Pirineos, atendiendo a la evolución climática que se viene observando en la cordillera y la que se prevé en el futuro, en buena parte recogida en el informe que, en 2018, presentó el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC) de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP). Se da la circunstancia que, entre los 35 firmantes del Manifiesto científico por el turismo pirenaico sostenible, que es como se denomina el escrito que está disponible en turismopirenaicosostenible.blogspot.com, figuran varios expertos que participaron en la elaboración del informe del OPCC.

Los investigadores señalan en su escrito las posibles consecuencias y también las alternativas ante un escenario “evidente y reconocido de cambio climático y crisis energética sostenida”, en el que resulta “poco racional ampliar las zonas dedicadas al esquí comercial masivo con intervenciones irreversibles que en pocas décadas pueden ser tan solo una amarga cicatriz”. Recuerdan que en esa misma línea se expresa la Estrategia Pirenaica del Cambio Climático, que recientemente aprobaron todas las comunidades autónomas españolas y los departamentos franceses del área pirenaica.

Los firmantes, entre los que se encuentran investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y profesores de las universidades de Zaragoza, Barcelona, Burgos, Málaga y Alicante, relatan que el cambio climático en el Pirineo “es un hecho que se manifiesta en las series de datos de los Pirineos de los últimos 50 años”, donde se observa un aumento de la temperatura y una disminución de la acumulación y duración del manto de nieve. Además, “el retroceso de los glaciares se ha acelerado y está prevista una rápida degradación de los mismos en las próximas décadas que conllevará la desaparición de los de menor entidad”.

Por ello, aseguran que “causa perplejidad la apuesta por incrementar de forma artificial la superficie pirenaica comercializable para deportes de invierno sin un análisis profundo de las condiciones climáticas a corto y medio plazo”. Por un lado, argumentan que la demanda eléctrica para alimentar los sistemas de innivación artificial e impulsar los remontes “sigue siendo muy alta, a pesar de los avances técnicos”; y por otro, que los movimientos de tierras ligados a la construcción de pistas de esquí, los nuevos accesos a esos espacios y la instalación de remontes y cañones, “producen un alto impacto en un medio extremadamente sensible con pérdidas de valor ecológico y paisajístico, tal y como indican los informes medioambientales, los cuales, en muchos casos, son obviados”. Finalmente, apuntan que el incremento térmico previsto para las próximas décadas “acarreará una problemática añadida para la gestión viable del turismo invernal tal y como se concibe en la actualidad”.

Los investigadores y profesores ratifican que está demostrada la potencialidad del Pirineo como “hábitat permanente sostenido mediante actividades de alta rentabilidad que no requieren la modificación irreversible del entorno para fines que pueden tener los días contados, y que van en contra de cualquier acción racional para hacer frente a la doble crisis, realmente la misma crisis climática y energética”.

Tras recordar la apuesta por un turismo sostenible que se recoge en la Estrategia Pirenaica del Cambio Climático, consideran que “es posible realizar una explotación de calidad del manto de nieve que promueva y facilite la práctica del esquí en todas sus variantes, explotando el gran potencial de las instalaciones ya disponibles en la cordillera”. Asimismo, creen que las actuaciones futuras “deben impulsar, regular y ordenar el turismo pluriestacional ofreciendo diferentes modalidades de disfrute en vista al incremento térmico que anticipan los escenarios de cambio climático”. Además, afirman que, “junto a la agricultura y ganadería sostenible de calidad y los incentivos y medios para atraer a profesionales que puedan desempeñar sus actividad por medios telemáticos y un largo etcétera, existe una considerable variedad de soluciones compatibles con el espíritu de los fondos de recuperación –transición ecológica y digitalización–, alternativas a una respuesta simple a un problema ciertamente complejo y que requiere la participación y la discusión activa de todos los agentes implicados, incluyendo gestores, científicos y comunidades locales”.

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