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50 AÑOS

Abril 1972

San Juan de la Peña en una imagen sin datar. SE

Algo insólito ocurrió en la mañana del domingo en el monasterio de San Juan de la Peña. Varios cientos de personas procedentes de Bilbao, Zaragoza, Barcelona, Navarra y Huesca, esperan el momento de entrar a visitar el monasterio románico. Sin embargo, la orden es: “esperar a que termine de celebrarse la boda”.

Cierto que el lugar es ideal para este tipo de ceremonias, pero no en detrimento de los visitantes que tienen que desplazarse a muchos kilómetros de distancia para visitar este rincón de la Reconquista aragonesa. De donde hemos de deducir que las ceremonias deben de celebrarse entre semana, o bien los turistas deben entrar al monasterio durante su celebración.

Pero no termina aquí lo insólito en la mañana del pasado domingo. La boda, burlando la buena fe de la Dirección General de Bellas Artes, al comunicar una ceremonia de matrimonio católico, lo fue de signo muy contrario. La boda fue «hippy», por parte de los novios de Tudela y Barcelona, e «hippy» el sacerdote, y, en definitiva «hippy» la ceremonia y los asistentes al acto.

La noticia nos llega de buena mano y merece toda nuestra confianza. No entramos en la legalidad de la ceremonia, pero lo que no es admisible es la espera de unas horas preciosas a varios cientos de visitantes, en el deseo de conocer una de nuestras mejores joyas arquitectónicas e históricas de la Reconquista aragonesa.

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