“Tras más de una década, este espacio cedido a la ciudad por unos vecinos ha sido sometido a los azarosos vaivenes políticos y a diferentes gestiones municipales que no le han favorecido”
Exterior de la Casa Don Valero, en la calle Ramiro I de Jaca. EL PIRINEO ARAGONÉS
La Casa Don Valero es un pozo sin fondo de subvenciones partidistas, un auténtico agujero negro que amenaza con esquilmar los bolsillos de los jacetanos. Imagino que, como nuestros ciudadanos conocen, la Casa Don Valero, sita en la calle Ramiro I, fue donada por los vecinos Julia y su esposo Ángel, jacetanos, agricultores muy conocidos, apreciados y queridos, que donaron su vivienda en una herencia al Ayuntamiento de Jaca en 2009 bajo condición de que se transformara en un museo para la ciudad en el plazo de tres años, obligación que tendría que ser efectiva el 12 de mayo de 2012. A día de hoy las obras en el edificio no están concluidas y el centro todavía no está abierto, después de cuatro años en los que lo único que ha hecho el equipo de gobierno es ejecutar un sinfín de contratos menores, que desde Ciudadanos consideramos de nula eficiencia y efectividad, con el único fin de no perder la subvención europea.
Un ejemplo más de decisiones o indecisiones poco justificadas, no programadas, porque previsiblemente el objetivo no ha sido claro, a lo largo de los 13 años que lleva el proceso. En estos años se han planteado distintas propuestas para llenarlo de contenido, hasta que en 2013 parece que se define la creación de un Centro de Documentación e Investigación del Camino de Santiago y en 2018 se retoman las obras, que desconocemos hasta dónde han llegado. Hace pocos días participamos en la visita con los socios del proyecto europeo, en el que se integra el centro, al que solo se le ha hecho un lavado de cara, con la previsión de que abrirá sus puertas antes de final de año. Suerte que el Año Jacobeo se ha prorrogado hasta esa fecha.
Pero para llegar hasta aquí han surgido numerosos problemas, desfases en las obras, reclamaciones de la empresa que realizó los trabajos y hasta el Ayuntamiento se llegó a plantear rescindir el contrato, con el riesgo de perder la subvención europea. Un procedimiento que no dudo que haya sido legal, pero de dudosa transparencia, ante la falta de información pública y trato de igualdad para las posibles personas interesadas en la realización de este proyecto museístico. Desde Ciudadanos consideramos que es desproporcionado al espacio disponible y la extensión de contenidos.
Tras más de una década, este espacio cedido a la ciudad por unos vecinos ha sido sometido a los azarosos vaivenes políticos y a diferentes gestiones municipales que no le han favorecido. Tendrá su centro de interpretación “accesible” –entrecomillado porque por lo que Cs ha visto no lo cumple–, al que todavía le falta entre otros detalles el mobiliario, que irán con cargo a los remanentes, pero hemos perdido también la autenticidad de un edificio con restos romanos y también de los siglos XIV a XVI. Para Ciudadanos el desembolso, de casi 2 millones de euros, y el tiempo invertido estos años ha sido superior al valor de lo recibido por malas gestiones municipales.
Todo esto dice poco del atractivo que espera que le vayan a asignar los jacetanos a su proyecto museístico. Pero dice mucho del efecto anestesiante que tienen las subvenciones, ya que les impide darse cuenta de que es algo positivo que el Grupo Ciudadanos considere racional una reducción sustancial del gasto público. A través de estos fracasos de gestión del equipo de gobierno, los jacetanos experimentan cómo el sector público consigue fondos para gastar en determinadas actividades, distintas seguramente de aquellas en las que quienes pagaron esos impuestos hubiesen gastado su dinero, si hubieran podido.