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«La invasión de los rusos y el ejemplo de la población ucraniana parece que han despertado las conciencias europeas sobre la necesidad de defender nuestros valores occidentales»

Bandera de Ucrania.

Finalmente, la amenaza se ha cumplido y las tropas del presidente Putin han invadido Ucrania.

Estamos ante un hecho que mueve a reflexión en Europa, o debería. Un investigador español, J. García Riesco, se viene ocupando del espíritu que debería anidar en las sociedades según el cual éstas estarían dispuestas hasta las últimas consecuencias a defender sus valores, modo de vida, territorio, etc., es decir, todo aquello que conforma la patria. Este autor duda de que en los países occidentales exista tal sentimiento, considera que el estado de bienestar y la oposición a cualquier sacrificio personal producen esta carencia, que vuelve vulnerables a las sociedades.

Y quizá no le falte razón. Por razones que se escapan a estas líneas, el concepto de patria, se ha denostado, a pesar de su significado: “tierra natal ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. Lo que supone la existencia de una sociedad culturalmente homogénea, organizada políticamente y dotada de leyes.

La invasión de los rusos y el ejemplo de la población ucraniana parece que han despertado las conciencias europeas sobre la necesidad de defender nuestros valores occidentales, posiblemente representados en esta ocasión por los invadidos. Hay que tener en cuenta que un país que se muestra unido, incluso en tiempo de paz, y dando pruebas indudables de defender su modo de vida, es capaz de disuadir a cualquier agresor. No se trata ahora, mientras dura la guerra, de hacer discursos más o menos patrióticos, ni de crear la ficción de lo que se ha dado en llamar cultura de defensa, sino de llevar a los colegios ese sentimiento de patria, de una participación en lo común que vaya más allá de animar a la selección nacional, por cierto, estropeando un himno que debiera escucharse en silencio y con respeto.

Firmado: LUCIANO IBÁÑEZ DOBON
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