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“Y este efecto mágico se produce en el solsticio de invierno, 22 de diciembre, a las 12 horas solares, siendo testigo junto con unos amigos, es verdad, con cierto misterio y bastante recogimiento del momento en el que un haz de luz solar atraviesa una ventana aspirellada e ilumina el único capitel con figura humana de los doce que hay”

Un haz de luz ilumina el único capitel con forma humana que hay en la iglesia de Santiago de Agüero coincidiendo con el solsticio de invierno, el 22 de diciembre, a las 12:00 horas. ANTONIO CABALLÉ

En ocasiones hay lugares en los que entras y de los que no te gustaría salir, ya que te quedas ensimismado y sin querer te dejas abrazar y envolver por lo paradisíaco que resulta. Algo me ocurrió a mí en Agüero (Huesca) el otro día, porque cumple con todos los requisitos. Constituye un pueblo de postal, con sus gigantes pétreos, de formas caprichosas de conglomerados, ligeramente rojizos y típicos de la era Terciaria. Se les conoce como los hermanos pequeños de los Mallos de Riglos, todos de idéntica conformación geotectónica.

Y aproximadamente, a medio kilómetro de la villa se yergue solitaria y en una zona boscosa la ermita, bueno, ahora la llaman la iglesia de Santiago.

De románico puro, del que me gusta a mí, sin profusión de estilos, de la segunda mitad del siglo XII. Además, para darle más encanto es una iglesia que resulta misteriosa en su investigación ya que la mayor parte de las argumentaciones son hipótesis. Está inconclusa y solo se terminó la cabecera triabsidal y el crucero. Cabe pensar que estuviese pensado proyectar un templo monástico y hubiese tenido su planta basilical. De muros gruesos, construidos en sillar de arenisca, con muchas marcas de cantero, entre las que predomina la llave y en el exterior hay contrafuertes, columnas adosadas de fuste cilíndrico.

La portada es uno de los elementos más destacados, ubicada curiosamente, en el costado meridional. Es de suponer que en el proyecto inicial estaría en la parte occidental y de mayores dimensiones. Luce una Epifanía en el tímpano y cuatro arquivoltas se sustentan en nueve capiteles con variedad de representaciones: fieras, caballos, cristianos, musulmanes y bailarina en acrobática postura. Motivos que le confieren la autoría al maestro de Agüero o al taller ya que también aparecen en muchas iglesias de las Altas Cinco Villas.

Y este efecto mágico se produce en el solsticio de invierno, 22 de diciembre, a las 12 horas solares, siendo testigo junto con unos amigos, es verdad, con cierto misterio y bastante recogimiento del momento en el que un haz de luz solar atraviesa una ventana aspirellada e ilumina el único capitel con figura humana de los doce que hay, ya que los otros once restantes están labrados con motivos vegetales entrelazados y geométricos.

Este fenómeno explicaría y justificaría la segunda posición en la que está colocado el capitel, ya que simboliza al rey Ramiro II. Ese mismo día oí que podía hacer referencia a Ramón Berenguer IV.

En cualquier caso, esta iglesia es mágica, das rienda suelta a la imaginación y el camino ensoñador es complaciente y eterno.

Firmado: MARIANO AGUAS JÁUREGUI

 

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