Ainhoa mirando a sus montañas pirenaicas.
El día que te fuiste nevó. Y nevó copiosamente. En cada copo iba un recuerdo, una conversación, una risa, una sonrisa tuya para cada uno de los afortunados que te tratamos y quisimos.
Llegaste desde el mar, desde una ciudad preciosa, para establecerte en nuestras montañas y seguir echando raíces. Desde Villanúa y Jaca te entregaste con pasión al periodismo y te acercaste a la cotidianeidad pirenaica y la singularidad de sus gentes. Llegaste a conocer muy bien los pueblos del Pirineo y a dejar una huella profunda entre sus habitantes.
Nosotras tuvimos la suerte de ser tus amigas y siempre guardaremos en la memoria las risas, la complicidad y los buenos ratos que nos servían de terapia tras no pocas jornadas de trabajo complicadas.
Ahora has regresado al mar, ese en el que tenías tu ancla, para continuar el vuelo. Vuela libre, Ainhoa, vuela tranquila. Que siempre habrá alguien que te devuelva la sonrisa entre las olas del mar y los copos de nieve.
Te echamos de menos.
Firmado: LOURDES Y LUISA