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“Las mega instalaciones solares que se están proyectando en las comarcas del Pirineo suman 1.300 hectáreas. Entre Sabiñánigo y Jaca, 900 hectáreas, afectando a Badaguás, Borrés, Pardinilla, Senegüé y Jaca. La Fueva, 400 hectáreas, un 20% del territorio del valle”

Pancarta desplegada por los afectados de La Fueva (Sobrarbe) en el acto de presentación de la plaforma, el martes en Jaca. EL PIRINEO ARAGONÉS

El camino de la transición energética hacia las energías renovables siempre debe ser sostenible, garantizando la conservación de la biodiversidad, el paisaje y el modo de vida de los habitantes del territorio. El incentivo de las administraciones locales y autonómicas para la implantación del autoconsumo, debe ser uno de los principales caminos a seguir.

Dentro de nuestro compromiso de luchar contra el cambio climático, apoyamos el impacto positivo de las energías renovables de una forma ordenada, sin generar afecciones negativas e irreversibles en el territorio.

Ante el ataque a nuestros valles por parte de empresas que tratan de especular en el territorio con la instalación de grandes parques solares, los vecinos de las comarcas del Pirineo sienten amenazado el modo de vida que ha perdurado durante generaciones.

Si la normativa comunitaria, estatal y autonómica regularan la protección del paisaje, hoy no estaríamos aquí.

La protección de un paisaje busca conservar los valores que lo caracterizan, y sobre todo preservar la interacción entre la naturaleza y la cultura de la zona.

La administración está obligada a garantizar, ayudar y procurar el mantenimiento de las actividades tradicionales que contribuyen al mantenimiento de sus valores y recursos naturales.

Las mega instalaciones solares que se están proyectando en las comarcas del Pirineo suman 1.300 hectáreas. Entre Sabiñánigo y Jaca, 900 hectáreas, afectando a Badaguás, Borrés, Pardinilla, Senegüé y Jaca. La Fueva, 400 hectáreas, un 20% del territorio del valle.

A esto hay que sumar el impacto de las correspondientes líneas de alta tensión para evacuar la electricidad, que también tendrá un impacto demoledor en otras zonas del Pirineo, como la Ribagorza.

Estos proyectos carecen de valor añadido para el territorio, dado que no generan riqueza, ni puestos de trabajo que logren asentar población en la zona, como ya han demostrado estudios de la Universidad de Zaragoza.

Numerosos colectivos y grupos de expertos de España y Aragón están solicitando a las administraciones la regulación y ordenación, que logre proteger a los habitantes del medio rural de estos macroproyectos, que recuerdan a antiguos proyectos energéticos.

Grandes fondos de inversión que, con agresivas y poco éticas maniobras, presionan para hacerse con el control de grandes superficies de tierra en un tiempo récord, recordando a las burbujas económicas de hace una década. Este juego sucio provoca el enfrentamiento de los habitantes, y el desconcierto de las administraciones competentes.

El modelo energético que amenaza la parte baja de estos valles inundará con paneles solares fotovoltaicos, estructuras metálicas y líneas de alta tensión las zonas más fértiles de cultivo. Este hecho generaría un efecto devastador en el sector primario, poniendo en peligro la continuidad de grupos básicos como cooperativas agrarias, y como consecuencia, el resto de agricultores y ganaderos de las comarcas quedarían gravemente afectados, poniendo en cuestión la continuidad de sus explotaciones.

El sector turístico del Pirineo estaría gravemente amenazado. La magnífica “carta de presentación” del Pirineo que hoy en día tenemos, se convertiría en paisaje lleno de paneles fotovoltaicos, lejos de la imagen que todos queremos para estos valles. El esfuerzo y las inversiones de los sectores agroganadero y turístico, así como del Gobierno de Aragón, han generado el mejor destino turístico de montaña, que no debe degradarse por la invasión de macroproyectos incompatibles con estas actividades.

Estos pequeños pueblos de montaña del Pirineo verían hipotecado su futuro, perdiendo capacidad de atracción a nuevas familias que buscan un futuro mejor para sus hijos, lejos de los grandes núcleos de población.

Por todo lo anteriormente manifestado, solicitamos al Gobierno de Aragón y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que regulen este tipo de explotaciones, para proteger nuestras comarcas de las amenazas a nuestra economía, paisaje y rica biodiversidad.

Proponemos que se escuche la voz de las personas que vivimos en la zona, que dejen de escribir textos legislativos sin escuchar ni tener en cuenta nuestra opinión.

Queremos que se limite y regule la actuación de estas empresas que especulan con la tierra que amamos y que nos ayuda a dar de comer a nuestras familias.

Queremos que garanticen la preservación del paisaje y minimice el impacto sobre pueblos y el territorio.

Queremos seguir viviendo aquí, mantener la vida en nuestros pueblos y asegurar que nuestros hijos también tengan la oportunidad de poderlo hacer.

Firmado: PDEPIRINEO (Plataforma en Defensa del Paisaje y la Vida en el Pirineo, integrada por las plataformas de la Jacetania, Alto Gállego, La Fueva (Sobrarbe) y la Ribagorza)
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