
“La guerra no es bella, pero puede hacerse arte”. Esta es una de las frases que resumen el espíritu y contenido del nuevo espacio expositivo –la Sala de Batallas– y la colección de pinturas Hechos de armas, hechos de arte, que el pasado mes de junio fue inaugurada en la Ciudadela de Jaca. Son 48 obras de distintas épocas, estilos y procedencias, donadas al Estado Español por el filántropo Pedro Ramón y Cajal Agüeras, cuyo deseo expreso era que este legado pictórico recalara en el Castillo de San Pedro, un edificio militar singular en Europa, ubicado en la ciudad a la que está unido por estrechos vínculos familiares y sentimentales. “Tenía que hacer algo por esta tierra y se me ocurrió que este era el sitio. Además, la mayor parte los museos que se han creado hace treinta, cuarenta o cincuenta años se han gastado casi todo el presupuesto en el edificio y luego, para llenarlos de contenido, ya no había dinero. Aquí es al revés: el edificio es fantástico –una fortaleza de más de quinientos años conservada tal cual–, con lo que la “caja” ya estaba y solo ha habido que convertir este espacio en una magnífica sala de exposiciones”, recuerda Pedro Ramón y Cajal, que dedica su colección de pinturas de batallas “a la memoria de D. Justo Ramón y Dª Antonia Cajal, ambos nacidos en Larrés, padres de D. Santiago y D. Pedro Ramón Cajal”. Estas obras, como figura en una placa de la sala, “serán testimonio de la vinculación de mi familia durante siglos a estas tierras”, manifiesta.