“Al ayuntamiento de Aísa le interesa la promoción turística del valle y su fuente de ingresos, pero no a costa de subvencionar a una empresa impotente para gestionar la concesión”
Esquiadores en Cerler, estación que ya pasó por un proceso similar al de Candanchú. SE
Manifestadas la semana pasada mis opiniones sobre la obligación moral de la DGA e Ibercaja de encabezar la gestión para una solución definitiva de la estación de Candanchú. Tras declarar la imposibilidad de su apoyo, y mucho menos su integración en Aramón, expongo hoy una alternativa que puede facilitar su continuidad hasta un futuro cambio de opinión que creo inevitable.
Empezaré por recordar cómo actuamos desde la Diputación cuando la propiedad de la estación de Cerler tuvo las mismas pretensiones, incluida la amenaza de cierre, que ahora tiene la empresa de Candanchú. Arropada en principio por el alcalde de Benasque, trató de convencer a los vecinos de que con su apoyo y el inexistente de la DPH se lograría su supervivencia manteniendo la propiedad. Aspiración frustrada cuando acudimos a la asamblea de vecinos que convocaron y dejamos clara la imposibilidad de cualquier ayuda que no supusiese su renuncia al 51% de las acciones, finalmente vendidas al precio simbólico de una peseta por acción a los ayuntamientos de la zona, que serían mayoría en los órganos de gobierno y administración. Los fondos para el apoyo de la Diputación procedían de un canon nacional a repartir entre los territorios afectados por centrales nucleares o hidráulicas. A partir de ese momento, la estación comenzó a crecer… y sigue haciéndolo.
Los fondos del canon se acabaron, y la Diputación de Huesca, lo mismo que la de Teruel, está infrafinanciada al recibir del Estado una cantidad mucho menor que la de Zaragoza para las mismas obligaciones legales y contándose con ellas para iniciativas diversas con las mismas aportaciones. Teruel recibe al menos los fondos del FITE. Hoy no debe contarse con que la DPH ponga la parte del león para la recuperación, aunque esté muy capacitada para liderar las gestiones.
La Diputación, los Ayuntamientos del valle y la Comarca ciertamente colaborarán, pero puede haber fórmulas que ayuden. Destacaremos entre ellas, además de la que sirvió para Cerler, las relacionadas con el Ayuntamiento de Aísa, en cuyo término municipal está Candanchú. Disponer de suelo urbanizable que ofrecer a la iniciativa privada replanteando la calificación del suelo en el Plan General de ese Ayuntamiento serviría para facilitar el proceso. De no haber suficiente suelo disponible, cabría negociar con el Ejército un intercambio de parcelas en otros lugares que le puedan interesar y disponer de parte de las que ocupa en Candanchú. En los mismos, años en que se resolvía el problema de Cerler, la Diputación permutó con la Guardia Civil un terreno en Huesca por el abandonado cuartel de Coll de Ladrones, que luego se vendió, renunciando a convertirlo en albergue juvenil y útil para el Camino de Santiago. Se trata, finalmente, de la adquisición a un precio simbólico de un 51% de las acciones para tener mayoría en la sociedad.
Cuando acabe la concesión, todo pasará al Ayuntamiento y si la empresa abandona la explotación de la estación, como amenaza, o dejase de hacer frente varios años a las deudas con la Mancomunidad Forestal de Aísa, como ha ocurrido en diversas ocasiones, perdería la concesión y las infraestructuras. Hace unos años cualquier decisión tenía cierto morbo porque el teniente alcalde de Aísa era el director y accionista de la estación. ETUKSA celebró por aquellos años una junta general que debía decidir ampliar el capital social o reducirlo para evitar la quiebra.
Al Ayuntamiento de Aísa le interesa la promoción turística del valle y su fuente de ingresos, pero no a costa de subvencionar a una empresa impotente para gestionar la concesión. Empresa que llevó a cabo la urbanización con el lamentable resultado que puede verse: una trama urbana inexistente, unos edificios vulgares sin conexión ni armonía entre ellos y sin un animado frente comercial y hostelero de cara a las pistas. Candanchú necesita renovar no solo algunas instalaciones, sino también la urbanización. Con la dirección renovada y el apoyo de las instituciones, habrá que emprender las acciones indispensables para que Astún y Candanchú se integren en un conjunto de medios aéreos que las una entre sí, con la estación de Canfranc y con Formigal. No parece que la actual consejería de Vertebración sea la más adecuada para desarrollar tal programa, su oposición a la unión de las estaciones y su pretensión reciente de postergar la disposición de suelos en el valle de Castanesa necesarios para ampliar la estación de Cerler la desacredita. La Consejería de Economía ha reducido a un mes lo que Vertebración retrasaba un año. Otro motivo para acelerar la concesión ha sido el déficit de ingresos en el valle que ha supuesto el covid.