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Llegó a Jaca para hacerse cargo, junto con sus hermanos capuchinos, de la iglesia del Carmen, pronto comenzó a compaginar su labor pastoral con la atención social, dedicando todos sus esfuerzos a ayudar a los más necesitados

El padre Antonio Aguar en el homenaje que se le hizo en el Día del Mundo Rural de 2013 celebrado en Abay. EL PIRINEO ARAGONÉS

La vida sin duda es efímera, quizás la propia rutina nos absorbe a menudo de tal manera, que dejamos de percibir la grandeza de las personas que el destino pone a nuestro lado. El día 28 de abril, el Padre Antonio Aguar partió hacia el “Encuentro” que, con tanto amor a lo largo de su vida predicó, ahora somos conscientes de no haber podido expresarle en vida todo nuestro agradecimiento.

Para quien no le conoció, el Padre Antonio Aguar, era una persona de frágil complexión, pero con una fuerza interior que sólo el espíritu del fundador de su orden pudo transmitirle. Llegó a Jaca para hacerse cargo, junto con sus hermanos capuchinos, de la iglesia del Carmen, pronto comenzó a compaginar su labor pastoral con la atención social, dedicando todos sus esfuerzos a ayudar a los más necesitados, no fueron pocas las críticas que también por esto recibió, pero su compromiso cristiano estaba por encima de estas infundadas habladurías. Como tantas veces, haciendo gala de su enorme humildad, decía: “Necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito poco”, de esta manera seguía el carisma de San Francisco, poniendo en práctica sus propias palabras.

Luchador infatigable contra todas las desigualdades e injusticias, siempre al lado de los más desfavorecidos. Le recordamos en las campañas del 0,7 %, dignificando a los usuarios del Centro de Transeúntes creando con ellos unas relaciones personales que les devolvía su autoestima, presente en las manifestaciones contra la Guerra y tantas y tantas apuestas por los pobres. Siempre fue un ejemplo a seguir para nosotros.

Bien le conocieron los vecinos de Atarés, Binacua, Somanés, Santa Cilia, Hortilluelo, Caniás, Abay, Araguás del Solano, Novés, Guasillo, Lastiesas, Fraginal… con quienes compartió buenos momentos, tristezas, celebraciones familiares y sobre todo la reivindicación del Mundo Rural, a todos estos vecinos supo movilizar con su verbo afable y cariñoso, con su timbre de voz siempre templado, con la mano tendida y su generoso corazón. A todos ellos quiso trasladarles, con una sencilla carta redactada en la Navidad de 2020 desde Pamplona, su recuerdo y agradecimiento, que hoy desde estas líneas queremos volver a recordar.

Como decía San Francisco: “Es muriendo como se resucita a la vida eterna”, no nos cabe ninguna duda de que el Padre Antonio estará ya disfrutando de ella, ojalá desde allí siga perviviendo en todos nosotros, tutelando lo que en su día comenzó y cuyo legado deberíamos mantener.

Como buen padre y como buen franciscano, descansa en paz y gracias de corazón de todos aquellos que tuvimos la fortuna de cruzarnos en tu camino, esto nos cambió la forma de ver y entender la vida.

Firmado: PEDRO L. PÉREZ, ALFREDO BELTRÁN, ERNESTO GÓMEZ
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