El Centro de Solidaridad Interdiocesano de Huesca (Proyecto Hombre) presentó la semana pasada la memoria de actividad correspondiente al año 2020, un periodo marcado por la pandemia, que ha dificultado el desarrollo de los programas de atención que promueve esta entidad de atención psicoemocional y social, promovida por las diócesis de Jaca y Huesca.
“Detrás de las cifras que presentamos en esta memoria hay personas con nombre y apellidos. Personas que, como Juan, adicto a la cocaína, que perdió su trabajo, su pareja y casi su vida, ya que como consecuencia del consumo estuvo a punto de morir en un accidente de tráfico. Pero tras más de dos años con nosotros, tras varias recaídas y con la ayuda estimable de sus padres, por fin le hemos podido dar el alta”, explica el director del Centro de Solidaridad Interdiocesana, José Antonio Jarne. “Hay esperanza”, asegura, como lo demuestran las 53 altas, “53 esperanzas con nombre y apellido”, que se dieron en 2020 a personas que han estado sometidas a tratamiento.