Desde finales del año pasado, la Hermandad del Primer Viernes de Mayo era plenamente consciente de la imposibilidad de celebrar el festejo jaqués por excelencia, al estar vigente el estado de alarma y persistir la propagación de la pandemia, cuya alta incidencia en Jaca, junto al confinamiento del municipio, marca los días previos y hace mella en el ánimo de los escuadristas.
“Entre las personas más cercanas a la junta de gobierno de la hermandad, vemos que la gente tiene menos ganas y que está más baja de moral. 2020 fue el primer año que hubo que vivirlo de otro modo y era la novedad. Ahora, la gente está más tocada y con menos ganas de vestirse. Sobre todo, hay ganas de que esto pase rápido y que se quede en un mal sueño”, explicó Carlos García, presidente de la hermandad.
“No es la fiesta que nos gustaría, pero es lo que nos toca. Lo importante es que el año que viene podamos estar todos”, agregó el también capitán de la escuadra de Artesanos, reconociendo que la situación “es difícil y triste”, al tiempo que realiza un llamamiento a la prudencia y la responsabilidad de los vecinos para vivir esta emotiva jornada “desde casa y en familia”.