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50 AÑOS

Abril 1971

Accidente ferroviario en el puente del Estanguet que provocó el cierre de la línea internacional en 1971.

Un reciente número de El Pirineo Aragonés señalaba la triste conmemoración del accidente ferroviario que el 27 de marzo de 1970 cortó nuestra línea del lado francés, sin posterior reparación. A partir de julio de 1970 se hizo patente la inquietud que, en esta frontera, en Huesca, en Aragón todo, surgía en la opinión pública ante esta permanencia en la interrupción (…)

La postura francesa es eminentemente técnica y económica. Considera al Canfranc muy deficitario y pretende nivelarlo en sus gastos o cerrarlo. Se barajaron toda clase de argumentos. Se examinó a fondo el conjunto de relaciones ferroviarias francesas con Europa, que, por el lado de Bélgica, Luxemburgo, Alemania, Suiza e Italia, además de España, alcanza a más de veinte líneas muy diversas. La representación española esgrimió la saturación de hecho en los extremos Irún y Port-Bou, las perspectivas enormes del desarrollo agrícola e industrial del valle del Ebro, el turismo pirenaico, el Tratado de Preferencia con el Mercado Común y los posibles pasos subsiguientes hacia la integración. Francia ofrece una pobre solución de recambio, suplir el muerto tren por camiones que transporten containers movidos con grúas en Canfranc y unos autobuses Canfranc-Pau y regreso.

Con todos los respetos a Francia, seguros nosotros a la vez de la firmeza de la postura española, tememos que nos quedemos sin tren, que costó un siglo de esfuerzos, y con una carretera muy deficiente, taponada por camiones que maten el turismo, como ocurre ya en parte en el taponamiento del punto negro de Candanchú, impracticable a veces por la nieve, como se ha hecho patente estas semanas. Se acordó estudiar a fondo nuevo tráfico para ver de hacer nivelable el gasto francés y reunirse de nuevo en Madrid el 18 de junio inmediato.

Creemos interpretar el sentir fronterizo, el de todo Huesca y el de Aragón y aun el patrio español al decir que es imprescindible superarse en este estudio acelerado, abarcando todos sus aspectos. Sería increíble malograr el uso del enorme túnel de ocho kilómetros, a altura inferior a 1.200 m en España y en Francia a menos de 1.100, boca de Forges d’Abel, cuando se han hecho gastos, y se piensa hacer más, en túneles de hacia 1.700 m de altura. Sólo una auténtica autopista, al menos de perfil básico REDIA, con doce metros de calzada y arcenes, que usase el túnel readaptado, ensanchado, ventilado y asfaltado, debería permitir suprimir el tren si razones invencibles en su técnica y economía lo aconsejaban. Pero frente a esto están las recientísimas orientaciones del III Plan de Desarrollo Español, que aconseja lanzar los tráficos pesados y largos hacia el ferrocarril, como recientemente ha hecho Alemania y practican otras naciones, coordinando el tráfico privado de turismo por carretera con el público por las vías férreas.

En fin, estamos ante la más alta ocasión. Urgen los días y urge que las voces aragonesas, ordenadas, respetuosas, conscientes, inspiren al Gobierno español en su postura. Duro sería ver morir el Canfranc. Pero aún más duro si ello ocurre ante la inconsistencia y la indiferencia de Aragón. Porque queremos ser españoles útiles y no infra-desarrollados, queremos el Canfranc renovado, equilibrado, sin déficit, sin decadencias y sin olvidos, como pieza indispensable de la relación España-Europa.

Firmado: Juan LACASA LACASA

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