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Recetas para un aislamiento “es quizá la consecuencia de lo que significa Estrapalucio en nuestras relaciones personales y sociales en estos momentos”

Presentación del libro en el Palacio de Congresos de Jaca. EL PIRINEO ARAGONÉS

“Todo empezó con un bizcocho de chocolate”. Así explicaba el chef jaqués Toni de Andrés cómo se concibió el libro Recetas para un aislamiento, presentado el sábado en la Sala Europa del Palacio de Congresos. Fue una iniciativa colaborativa, sencilla en su origen, pero que fue haciéndose viral entre los socios de la peña Estrapalucio y los amigos y conocidos del autor conforme iban pasando las semanas de confinamiento, durante el primer estado de alarma.

“Al principio del confinamiento había tres productos que no se encontraban en ningún supermercado: harina, azúcar y levadura. Habían desaparecido, porque todo el mundo estaba haciendo lo mismo, bizcochos”, explicó De Andrés, médico de profesión hasta su jubilación, que estuvo acompañado en el acto de una veintena de personas –el aforo máximo que permitía la sala–, entre ellas el alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón, los concejales Carlos Serrano (PP) y Laura Climente (CHA) y el presidente de la peña Estrapalucio, José María Vizcarra.

Juan Manuel Ramón tuvo palabras de reconocimiento para el autor, y de ánimo para la peña y sus socios en estos “momentos tan complicados”, con el local cerrado y la actividad asociativa parada.

“Llevamos 30 años conviviendo y disfrutando”, recordó Vizcarra, que reconoció que los meses de confinamiento fueron “muy diferentes” a cualquier tiempo anterior vivido por los peñistas, “gracias a las recetas que Toni iba mandando a través del whatsapp. Fue algo impresionante”, afirmó.

Toni de Andrés, que ya explicó ampliamente el contenido y la razón de ser de este libro en la entrevista publicada en estas mismas páginas de El Pirineo Aragonés el pasado 4 de diciembre (número 7.025), señaló que este es un trabajo “de toda la peña Estrapalucio. Sin ella detrás todos los días, no hubiera sido posible”, reconoció.

“Es un libro fruto de la amistad, que nació de la improvisación”, recordó. “Empezamos 11 personas y, al cabo de 22 días, contábamos ya con 280 seguidores en cinco grupos de whatsapp diferentes”, si bien la distribución de las recetas fue incrementándose exponencialmente a medida que cada contacto las iba pasando a sus seguidores y así sucesivamente.

“Cada día se cocinaba una receta, se escribía y se mandaba cada noche. La idea era que todos recibieran los archivos cuando se levantaban, lo que fue uno de los puntos fundamentales de lo que era en sí misma una terapia. La interacción de estas 280 personas a través de los whatsapp, de forma particular y directa conmigo, supuso una comunicación de cientos y cientos de mensajes cargados de emociones, sentimientos de todo tipo y condición. Fue absolutamente sobrecogedor”, aseguró.

Toni de Andrés explicó que Recetas para un aislamiento “no es solo un libro de cocina, sino que es también un libro de memorias de las personas que recibían las recetas”. Es una obra que “surgió de la necesidad de aportarnos entre todos los que recibíamos estas recetillas cada día, nuestros estados de ánimo, nuestras preocupaciones y naturalmente nuestros recuerdos vitales, darnos ideas para no entrar en la espiral diabólica del desencanto, la desilusión y la desesperanza”, señaló.

“Todos recibían cada día tres cosas: una fotografía, un mensaje o frase que creía oportuna y una receta elaborada ese mismo día por mí, naturalmente en mi encierro en mi casa de Sitges”, comentó.

“De estos whatsapps nacieron dos ideas extraordinarias que no han quedado reflejadas en el libro: el contrapunto a las recetas y los comentarios del grupo de Carlos Piedrafita, con sus mensajes de apoyo y solidaridad; y el sentido de orden –un orden diferente– introducido por Carlos Lacadena en el índice del libro, un índice distinto, nunca visto, porque está en la página 23”, señaló.

Toni de Andrés, en su larga disertación, en la que hizo un repaso exhaustivo y plagado de anécdotas a su trayectoria profesional como médico y a su gran vocación –la cocina–, concluyó dando las gracias a los “estrapalucios”, los “hermanos” de la peña. “Este libro es quizá la consecuencia de lo que significa Estrapalucio en nuestras relaciones personales y sociales en estos momentos: acompañamiento, solidaridad, fraternidad y apoyo”, manifestó.

Recetas para un aislamiento

Este es un libro muy especial, hecho en tiempos de una gran crisis sanitaria a nivel mundial: la pandemia del COVID-19 de 2020. Es la expresión colectiva de un instrumento de resistencia, de un numeroso grupo de personas que forjaron unos lazos íntimos de sentimientos, estados de ánimo y esperanzas a lo largo de más de ochenta días de un aislamiento difícil y amenazante.

Estas páginas son la expresión de esa esperanza y de esos miedos, pero también de esos reconocimientos a todos los que, con su esfuerzo, su sacrificio y, en ocasiones, incluso sus vidas, hicieron posible que superásemos juntos los peores momentos.

Lo dedico también a todos los que nos dejaron en este viaje de la vida y a los niños y jóvenes que han visto, casi sin darse cuenta, que el mundo ya no será como antes.

Estas páginas son la expresión de algo que empezó como un juego, una primera receta de «bizcocho de chocolate» y, sin querer, casi sin pensar, iba siendo una medicina diaria para conservar la esperanza y la ilusión colectiva de que habría una salida, que no todo era fatalidad, miedos y desesperanza.

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