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Marcos Lera, el obispo Julián Ruiz y Ramón Botín en la presentación de la campaña de Navidad de Cáritas Diocesana. EL PIRINEO ARAGONÉS

Cáritas Diocesana ha duplicado la atención a familias durante este año, como consecuencia de la crisis económica y social producida por la pandemia del coronavirus. Esta organización, “el rostro y perfil social y caritativo de la Iglesia”, como la definió el obispo de Jaca, Julián Ruiz, en la presentación de la campaña de Navidad, ha atendido hasta el 30 de noviembre de este año a 545 familias y 1.479 personas. Estas cifras contrastan con las de 2019, cuando se prestó ayuda a 269 familias y 794 personas durante todo el año, y sobrepasan todos los registros anteriores, ya que hasta ahora nunca se había superado el millar de personas ni tampoco se había llegado a las 500 familias. Según los datos facilitados por Cáritas, desde 2015 a 2019 siempre se había estado entre las 267 familias (el máximo contabilizado en 2019) y las 813 personas (el máximo correspondiente a 2016).

“Es un incremento brutal”, reconoció el director de Cáritas Diocesana de Jaca, Marcos Lera, que acompañó al obispo en la presentación, a la que también asistió el director de Cáritas en Sabiñánigo, Ramón Botín.

“Hasta ahora llevábamos una línea constante, pero este año el incremento ha sido muy grande”, reconoció Lera, agradeciendo el “esfuerzo” que desde que comenzó la pandemia, en el mes de marzo, está haciendo el personal de Cáritas, desde los miembros del Consejo, a los trabajadores y voluntarios que se encargan del reparto de los lotes de alimentos frescos y no perecederos.

El lema de la campaña de Navidad de 2020 es Más cerca que nunca, un mensaje “chocante y que puede resultar contradictorio” en las actuales circunstancias, pero que encierra el espíritu en el que quiere ahondar Cáritas en estas fiestas condicionadas por el coronavirus. “Es un año en el que tenemos que estar más cerca de las personas que están solas, de los migrantes y de los que se han quedado sin trabajo”, recordó Lera. “No es una Navidad diferente para estar solos y aislarnos, sino para estar más cerca de todos ellos”, subrayó.

Tanto Lera como Botín dieron las gracias a las familias, empresas y particulares que han realizado donaciones durante estos meses y pusieron de manifiesto las dificultades a las que se han visto abocadas muchas personas de nuestro entorno más cercano. “Tenemos que ser conscientes de que la gente lo está pasando bastante mal y que estamos perdiendo a algunos en el camino”, enfatizó Lera.

En el caso de Jaca, las personas que están requiriendo los servicios de Cáritas son en su mayoría de nacionalidad española, aunque también hay migrantes, principalmente latinos; mientras que, en Sabiñánigo, además de trabajadores y autónomos del sector servicios que se han quedado sin trabajo, hay también migrantes procedentes del norte de África. Muchas de estas situaciones personales ya de por sí difíciles, se ven agravadas por el problema de la vivienda, ya que, en poblaciones turísticas como Jaca, el precio de los alquileres está muy por encima de la capacidad de ingresos que tienen estas familias.

Reparto de alimentos

Si en 2019 se dieron de alta en Cáritas 85 familias y 191 personas, hasta noviembre de este año lo han hecho 294 familias y 661 personas. En este periodo, se han repartido ayudas en metálico por valor de 31.818,70 euros para hacer frente a pagos como el alquiler, la luz y el gas, fundamentalmente. Es una cifra que está en consonancia con la de años anteriores y que no refleja el incremento de necesidades provocadas por el covid, ya que, como explicó Marcos Lera, el esfuerzo de Cáritas se ha centrado en garantizar alimentos a las personas que han pedido ayuda.

La comida es suministrada, en su mayor parte, por el Banco de Alimentos de Huesca, aunque hay también donaciones de particulares y colectivos. Además, se han utilizado fondos propios de la organización cuando ha hecho falta alguna clase de alimentos esenciales. Este desembolso de recursos propios asciende a 18.461,01 euros, cuatro veces más que la cuantía aportada en 2019, que fue de 4.383,48 euros, lo que refleja un incremento exponencial solo en el caso de Jaca. Son 61.652 kilos de alimentos repartidos, frente a los 40.191 de 2019; 2.655 lotes de productos no perecederos y frescos (frutas y verduras) frente a 1.848.

En Sabiñánigo, según explicó Ramón Botín, hasta final de noviembre se han entregado 24.560 kilos de alimentos, el doble que el año anterior, cuando se repartieron 12.308 kilos. De esos más de 24.000 kilos, 13.294 han sido suministrados por el Banco de Alimentos de Huesca y 11.266 proceden de compras de Cáritas de Sabiñánigo y donativos de particulares y empresas.

Se han atendido a 143 familias y 429 personas, frente a las 86 familias y 262 personas del ejercicio anterior.

De cara a estas navidades, la demanda de alimentos está cubierta tanto en Jaca, como en Sabiñánigo, localidad esta última en la que, además de los productos navideños y alimentos frescos como fruta y verdura, se incluyen juguetes que se han ido recogiendo durante el año pensando en estas fechas.

Hasta noviembre se ha prestado ayuda a 545 familias y 1.479 personas, y se han repartido más de 61.600 kilos de alimentos en Jaca y 24.500 en Sabiñánigo

Una campaña con dos acentos

El obispo de Jaca, Julián Ruiz, en la presentación de la campaña navideña de Cáritas Diocesana, reconoció que, si bien este año serán unas fiestas diferentes por la pandemia, no hay que pensar únicamente en las ausencias. “Recordaremos a los que han fallecido, como consecuencia del coronavirus; pero también tiene que ser la Navidad de las presencias, para estar cerca de los que sufren la enfermedad o sus secuelas, de los familiares, del personal sanitario y de todos aquellos trabajadores que realizan labores esenciales”, dijo.

La campaña de Cáritas para esta Navidad “tiene dos acentos: una campaña con sabor a Evangelio, porque nos aproxima a los más vulnerables y más necesitados, a aquellos que lo están pasando peor; y una campaña que tiene rostro humano, porque, desde Cáritas, su Consejo, sus trabajadores y sus voluntarios se trabaja por la justicia, la dignidad de las personas, la fraternidad universal y la amistad social”, aseguró.

Julián Ruiz concluyó su intervención recordando que Cáritas Diocesana “no es una ONG, sino el rostro y perfil social y caritativo de la Iglesia que pone en el centro a la persona, fundamentalmente a los más vulnerables”.

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