Me siento comprometida con la lucha contra el cambio climático y cada día pienso en qué pequeñas acciones puedo realizar para contribuir. Hace un mes decidí que instalar placas solares de energía fotovoltaica en mi casa podría ser una buena forma de contribuir, al asegurarme de que un porcentaje de la electricidad que consumo es limpia, y no viene de fuentes contaminantes. Además, decidí también no instalar baterías y verter el sobrante producido a la red eléctrica. Pero, ay, ay, con la administración hemos topado. Parece ser que el excelentísimo Ayuntamiento de Jaca tiene una Norma, que no se encuentra disponible en su página web, que literalmente dice que las placas solares “no se pueden colocar encima de cubiertas o fachadas en suelos urbanos de los núcleos rurales”. Es decir, que las puedo colocar en medio del jardín, del huerto, encima de una mesa… pero no en el tejado, que es donde menos impacto visual tienen y donde más sol les llega. Obligar a colocarlas a ras de suelo, tiene mucho más impacto visual, ocupa terreno y es menos eficiente al recibir menos sol. Excelente, el ayuntamiento siempre facilitando las cosas y adaptándose a los cambios que nuestra sociedad necesita para acortar la brecha que nos separa de nuestros vecinos europeos en materia tanto de aprovechamiento solar, como de producción vecinal de energías limpias. Si uno vive en el casco urbano de Jaca puede instalar placas solares en la fachada o el tejado, pero si vives en un pueblo, no. Además de tener que depender del coche para todo, ya que no tenemos transporte público en los pueblos, se nos niega la opción de producir electricidad limpia en nuestras casas y verter el sobrante a la red general.
Me es difícil expresar con más palabras la sensación de impotencia que esta Norma me produce y espero que el Ayuntamiento de Jaca la revise antes de que pasen 100 años y la temperatura del planeta haya subido ya 4 grados y la estación de Candanchú se haya convertido en un recuerdo del pasado.
Firmado: GLORIA PUERTAS