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Ángela Abós rescata el clásico francés La princesa de Clèves para escribir El banquete de la rendición, su última obra editada por La fragua del Trobador

El banquete de la rendición (La Fragua del Trobador, 2020) es la última obra de Ángela Abós Ballarín, que a finales de este mes de noviembre recibirá el Premio Imán 2020, galardón que concede anualmente la Asociación Aragonesa de Escritores. La novela que ahora ve la luz son dos libros en uno. En una clase de universitarios de hoy, durante un curso de verano, se estudia el concepto del amor en la novela europea a través de los acontecimientos que suceden en La princesa de Clèves, obra que Madame de la Fayette escribió en el siglo XVII y que es elegida por los alumnos entre trece textos alternativos. En ella se describen pormenorizadamente los efectos de una gran pasión en la corte de Los Valois (siglo XVI), que no puede ser correspondida por las imposiciones del fingimiento social que allí impera.

La profundización en las contradicciones razón-pasión suscita en la clase actitudes y vivencias tan hondas, que la aparición de un gran amor entre dos de los componentes conlleva, no solo la división radical del grupo, sino que desemboca en acontecimientos tan dramáticos como inesperados.

Pregunta.- ¿Por qué decide escribir una novela como El banquete de la rendición, que toma como referencia La princesa de Clèves, uno de los grandes clásicos de la literatura francesa?

Respuesta.- Desde mis tiempos, ya lejanos, en la Universidad de Salamanca, en la que el profesor Lázaro Carreter impartía la asignatura de Comentarios de Textos Franceses, tenía yo una deuda intelectual y sentimental con este libro. Allí, al analizar su contenido, se suscitaron en el grupo –15 alumnos– posiciones muy encontradas al hablar del binomio pasión/razón en el ámbito de los amores. Me recuerdo muy apasionada en relación a las decisiones de los personajes y a la valoración de los riesgos.

P.- ¿Sigue vigente la obra que Madame de La Fayette escribió en la segunda mitad del siglo XVII? De hecho, es una de las lecturas obligadas en los liceos franceses.

R.- Tanto, que cuando Nicolás Sarkozy, en la campaña a la presidencia del 2006 calificó de “pérdida de tiempo” la necesidad de su conocimiento, que figuraba en los test para el acceso a la función pública, toda Francia se puso en pie y tuvo que rectificar públicamente.

P.- Su novela discurre en dos mundos paralelos separados por el tiempo, pero que confluyen en lo esencial: las contradicciones que provocan la razón y la pasión cuando entran en conflicto. ¿Razón y pasión están condenadas a transitar siempre por caminos distintos?

R.- Paralelos sí, pero cuando existe un intento de acercamiento se producen tales contradicciones, que toda la dialéctica posible desaparece y las posturas más radicales avanzan hacia su laberinto.

“Nuestra historia ha producido una sociedad muy poco proclive a escuchar las razones del otro y al diálogo continuo. Cada español posee una verdad propia”

P.- Madame de Clèves y el protagonista de su novela sufren al sentirse atrapados por una pasión irrealizable, consecuencia de los convencionalismos sociales que imperan en sus respectivas épocas. ¿Es posible que después de cuatro siglos, los que separan ambas vivencias, sigamos prisioneros de los convencionalismos sociales? Cambian las formas, pero la esencia sigue siendo la misma…

R.- Las raíces vienen de siglos y se asientan en algo tan sólido como las teorías filosóficas de Platón –pasión– y Aristóteles –razón–, que los griegos, desde Alejandro, heredaron de los persas.

P.- Madame de Clèves se rebela contra las condiciones del amor cortés, que le imposibilitan la relación con la persona que ama. ¿Cómo se enfrenta a este hecho el protagonista de El banquete de la rendición?

R.- Sí, relativamente, claro. La princesa no sólo no se entrega al amor que siente por Nemours, sino que, llevada por los convencionalismos en los que ha sido educada, se casa, sin amor, con otro hombre al que respeta, y el profesor de hoy, en la novela, que sí logra disfrutar de su amor, paga por ello un precio desmesurado y trágico.

P.- Ocultar los sentimientos, fingir para no quedar desacreditado, provoca angustia y desazón, pero romper con esas ataduras supone riesgos, a veces de consecuencias trágicas, como ocurre a los protagonistas de estas dos historias paralelas.

R.- Ésa es en este caso la pregunta más trascendente. Y lo es porque no tiene respuesta. La princesa no se atreve a afrontar los riesgos y acaba en un desierto sentimental –un convento en los Pirineos– y nuestro profesor, que se arriesga a amar, es conducido a un estado de dolor tan hondo que, para no morir, cede a los convencionalismos.

P.- Entiendo que son personas que viven en un estado de sufrimiento personal permanente, pero también en sus relaciones familiares y sociales.

R. En el caso de la princesa, la disciplina de su condición la lleva a contarle al marido el peligro en el que se encuentra, aunque sin citar nombres ni confesar su propio amor, y en el caso del profesor de hoy, el final del libro, que no debo desvelar, lo explica todo. En su momento se discutió en Francia si “la confesión “, tal como se calificó el episodio, era moralmente necesaria.

“Es necesario para el equilibrio natural de las cosas, que los intereses de toda la humanidad estén por encima, en cualquier decisión, de los de un solo individuo, o de un grupo de los que la componen”

P.- ¿Por qué en sociedades modernas y avanzadas como la nuestra aún cuesta tanto aceptar las diferencias sexuales, políticas o de cualquier otra índole?

R.- Creo que tiene mucho que ver en ello nuestra historia y no sólo la más reciente, que ha producido una sociedad muy poco proclive a escuchar las razones del otro y al diálogo continuo, que son la base de los avances en todos los ámbitos. Cada español posee una verdad propia.

P.- ¿Y por qué el grupo siempre trata de someter al individuo que se sale de sus preceptos o convencionalismos?

R. Por la misma razón, creo: pesan en esos casos muchas soberbias inconsistentes.

“Desde mis tiempos en la Universidad de Salamanca, tenía una deuda intelectual y sentimental con este libro [La princesa de Clèves]”

P.- ¿Cuál es el mensaje que trasciende de El banquete de la rendición?

R. Que un análisis serio de los datos que proporciona cualquier realidad demuestra que es necesario para el equilibrio natural de las cosas, que los intereses de toda la humanidad estén por encima, en cualquier decisión, de los de un solo individuo, o de un grupo de los que la componen. Se trataría de poner en valor un humanismo constructivo. Ello no debería impedir mantener siempre la utopía como referente. El no reconocimiento y el no respeto a los elementos naturales de la homosexualidad es una muestra más de el negacionismo del prepotente.

P.- A finales de este mes recibirá el Premio Imán que concede cada año la Asociación de Escritores Aragoneses. ¿Es un estímulo para seguir trabajando como escritora?

R.-   Nunca había pensado que lo recibiría porque tengo poca obra publicada, aunque sí mucha escrita desde siempre. Me ha emocionado y lo agradezco de verdad.

P.- Usted que es una persona reflexiva y analítica, ¿qué conclusiones está sacando de la actual crisis sanitaria?

R.- Que como en las anteriores pandemias sufridas, debemos aprender y prepararnos para la siguiente con una humildad y una humanización extremas, apoyadas en la ciencia y el conocimiento. El hombre es vulnerable como especie y, en cambio, sabemos que existen árboles de mil años.

Portada del libro El banquete de la rendición de Ángela Abós

Dos libros en uno. En una clase de universitarios de hoy, durante un curso de verano, se estudia el concepto del amor en la novela europea a través de los acontecimientos que suceden en La princesa de Clèves de Madame de La Fayette (siglo XVII), elegida por los alumnos entre trece textos alternativos. En ella se describen pormenorizadamente los efectos de una gran pasión en la corte de Los Valois (siglo XVI), que no puede ser correspondida por las imposiciones del fingimiento social que allí impera. La profundización en las contradicciones razón-pasión suscita en las clase actitudes y vivencias tan hondas, que la aparición de un gran amor entre dos de los componentes conlleva, no solo la división radical  del grupo, sino que desemboca en sucesos tan dramáticos como inesperados.

 

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