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ANA MERINO Y MANUEL VILAS

Ana Merino y Manuel Vilas en Jaca

“La literatura es cuando alguien abre un libro y se produce una emoción”

Manuel Vilas (Barbastro, 1962), finalista del premio Planeta 2019 por Alegría, y Ana Merino (Madrid, 1971), vencedora del premio Nadal 2020 con El mapa de los afectos, fueron los ‘reyes’ de la reciente Feria del Libro de Jaca. Ambos presentaron sus novelas en los jardines de la Universidad de Zaragoza y firmaron ejemplares en dicho escenario y en la plaza Ripa. Los célebres autores hablaron sobre el éxito de sus últimas obras, el significado de la literatura y el valor de los premios durante su estancia en la ciudad jaquesa, de la que guardan buenos recuerdos y gratas impresiones.

Para Manuel Vilas, “Jaca es una prima hermana de Barbastro”. “Está muy vinculada a mi memoria, ya que mi padre era viajante de comercio y venía a Jaca desde los años 60. Se alojaba en la Pensión Vivas y nos traía a la familia en verano. Yo aprendí a nadar en las piscinas municipales de Jaca, así que venir es un reencuentro con un montón de sentimientos de la infancia”, reconoció.

“Además, he esquiado en Candanchú y Astún. Y a Javier Acín (concejal de Cultura) hace 28 años que le conozco, porque tuvimos el mismo destino en el IES Cinco Villas, en Ejea de los Caballeros, donde él estaba de director en 1992. Estoy encantado de venir y me encuentro aquí como en casa”, continuó el de Barbastro, que vive en Madrid y agregó que a Ana Merino -su pareja- “Jaca le resulta novedosa, aunque ha estado otras veces”.

Manuel Vilas aseguró que “los premios prestan ayuda para hacer de altavoz a la literatura, que muchas veces necesita auxilios en el mundo mediático”. “Gracias a estos premios, los medios de comunicación y los lectores se fijan más. Es la parte que más valoro”, dijo el autor, en cuya concepción de la literatura “el lector es importantísimo”.

“Puede parecer una obviedad, pero conviene recordarlo porque a veces se olvida. La literatura es cuando un señor o una señora abre un libro y se produce una emoción, una empatía con lo que está leyendo. Entonces, existe la literatura y no cuando el autor escribe o el libro está quieto en un estante. Existe cuando alguien lo abre, se pone a leer y media una emoción profunda”, declaró.

Con respecto a Alegría, Manuel Vilas explicó que su protagonista es “un escritor de edad madura, que se mueve de una ciudad a otra y que tiene una memoria familiar muy poderosa porque recuerda a sus padres, que están muertos, y contempla el crecimiento de sus hijos”. La novela “es un puente entre dos generaciones, sus padres y sus hijos”. Y “es una especie de mensaje en una botella tirado al mar para que sus hijos lo lean en 8, 10 o 15 años”.

“En mi anterior novela, Ordesa, traté el duelo de un hijo que ha perdido a sus padres. Cuando terminé de escribirla y después de cosas que pasaron alrededor de esa novela, me di cuenta de que faltaban cosas por contar, sobre todo el momento en el que un hijo se convierte en padre o madre, cerrando un ciclo biológico. Quería tratarlo y lo hago en Alegría”, apuntó.

“Mis novelas son muy biológicas. Ordesa Alegría quieren ir al hueso de la existencia humana, al avatar de los seres humanos. En este sentido, mis obras no reconocen más verdades que las biológicas”, comentó el autor. De hecho, “existe una máxima que se cuenta en Ordesa y se repite en Alegría, una insistencia casi de grado filosófico, que dice que el único éxito en la vida es que alguien te quiera o te espere en alguna parte”.

“Hay un viaje a la verdad biológica que me parece sustantivo. En la sociedad, esas verdades primitivas o atávicas quedan en la sombra y hacemos muchas reflexiones sobre el éxito vinculado a lo económico o social. Mi narrador desatiende esas esferas y no reconoce más éxito que el biológico”, señaló Manuel Vilas, cuya obra “incluye una parte ensayística con muchas reflexiones”.

Para Ana Merino, “es un grandísimo placer ver que se sigue apoyando el libro, que fue fundamental en el confinamiento, al poder buscar otros mundos a través de la literatura, que nos da muchos matices sobre nuestra vida y nos hace reflexionar”. “Es muy valioso que se siga leyendo, que los libros estén presentes y que este tipo de actividades se puedan seguir haciendo en un espacio abierto, con distancia y seguridad, porque son importantes para mantener la colectividad unida y entender que es una labor de todos seguir en contacto y trabajar para ser mejores”.

Del mismo modo, “es una satisfacción estar aquí presentando los libros, porque Jaca es una joya y no me extraña que todo el mundo quiera venir, ya que es un lugar misterioso, muy lírico y muy especial”, dijo la madrileña, de origen leonés, para la que la capital jacetana “tiene carisma”, por lo que destacó la suerte que poseen sus vecinos. “A veces, no nos damos cuenta de que el lugar mágico es donde estamos nosotros”.

El mapa de los afectos es una novela coral que sucede en un marco de casi dos décadas y analiza una pequeña comunidad imaginaria del estado de Iowa, que conozco muy bien, porque llevo muchos años viviendo en EEUU, aunque ahora llevo varios meses en España. Estaba en febrero haciendo la gira de la novela, entramos en el confinamiento, avisé a la universidad y estoy enseñando vía Zoom”, explicó Ana Merino.

Uno de los pilares de su novela es la bondad. “Es una idea literaria que me interesa mucho. Cómo somos capaces de relacionarnos con los demás, esa sinergia, esa capacidad que tenemos los seres humanos de ayudarnos es lo que hace que el mundo avance y evolucione. Y me interesaba reflexionar sobre esa capacidad que tenemos de comunicarnos, amarnos, querernos, de una forma literaria. Ver cómo se pueden construir historias emocionantes desde un plano positivo”.

La novela “trata la relación entre los habitantes de esa comunidad y cómo se enfrentan a las dificultades”. Por un lado, “aparecen emociones tóxicas y una serie de circunstancias complejas que llevan a las personas a buscar un espacio de armonía” y por otro, se ve “la fuerza de la naturaleza y el impacto que tiene sobre las personas, por medio de los tornados, que son la realidad natural de esa parte del medio oeste americano”.

Como especialista en cómic, Ana Merino se mostró “encantada de dejar una impronta cariñosa con una bonita dedicatoria dibujada” a los lectores con los que habló acerca de El mapa de los afectos, que definió como “una lectura perfecta para este verano en Jaca”.

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